ºCon los pies quemados de tanto caminar
Ella mira el suelo
Y una lágrima deja caer.
Hace días que transita en estas calles
Sin rumbo, sin horizonte
Sin un pan para comer.
Está desesperada
Hace días que no fuma,
Que no aspira
Delirios crepusculares,
Y sus lindas quimeras de psicodelia
La persiguen ahora como pesadillas.
Cansada se sienta en la acera
Con su cara triste y el pelo sucio.
Del bolsillo asoma una foto
De su madre tierna, de su padre querido.
Otra lágrima cae sobre el cemento.

Entre los edificios doblados
Ve las ruinas de su infierno;
Camina estupidizada al percibir
Aquel olor conocido.
Guiada por el aroma de su paraíso
Llega excitada hasta un callejón
Plagado de entes sin identidad.
Se abalanza sobre un cigarrillo
Y aspira hasta la paranoia
El aire condenado.
Vuelven las tragedia griegas
Los sueños perdidos, los gritos de catacumbas,
Los demonios de su alma, los poemas malditos.
Sus ojos dibujan placeres;
Su boca, sed de muerte y destrucción.
Pisando en nubes
Corre por la escalera
De un edificio en llamas de hielo.
En frenesí golpea los escalones
Creyendo llegar al cielo.
Cansada y sonriendo llega a la azotea.
Mira el cielo púrpura del atardecer;
Mira sus pies flotando sin sentido.
Llora sobre la foto arrugada
De su madre tierna, de su padre querido.
Siente el ahogo de su vida demacrada...
Observa el cemento caliente
Infinitos pisos más abajo.
Se sumerge en éxtasis al sentirse libre;
De sus ojos brotan dríades
Que sonríen al mundo
Pisando ella el borde endeble.
Abre los brazos simulado alas,
Se concentra para perder el equilibrio.
El aire le roza como fuego las mejillas,
Su vida se extingue tras su alegría.
Atrás quedan sus recuerdos de niña.
El asfalto la recibe amable;
Ella lo saluda con una caricia.º