A veces mis palabras se quedan colgando en el abismo de los deseos y no se atreven a saltar. A veces me quedo observando, con quietud y reposo de infinita tristeza, cómo el tren de mis ilusiones abandonó la estación de la esperanza de una cercana amistad y arrancó chirriando de dolor rumbo al olvido.
A veces, cada vez menos, el inexorable tiempo cincela bien las estaciones de mi alma herida, miro con tristeza hacia el telar de mis sensaciones y lo observo indiferente, ajeno y lejano a ese sentir que un día quiso ser destapado de cielos, abierto de montañas, y quedó disfrazado en bordes de falsedades, como si haber querido fuera algo perverso, sucio, doloroso, algo que olvidar sin ni tan siquiera nombrar,sin elevar... sin tener ni siquiera la certeza de haber... sido; a veces mis manos se detienen en caricias aprendidas que nada son, abrazo mi almohada firmemente como si quisiera extraer las plumas de aliento de vida que contiene, y mis manos quedan dibujadas, impresas, silueteadas en formas de deseo que circundan una soledad arrugada y la oscuridad lo cubre todo, incluso la intimidad de no sentirme cerca, de no sentirme cercana pues todo se desborda de nostalgias calladas, asentidas, despedazadas por la realidad.
Luego, tras esos momentos de certeza despertada, abandono mi cuerpo a otras caricias más reales, sumerjo mis manos en las profundidades de unas ardientes y sudadas intenciones y mientras mi corazón regresa a sus recuerdos queridos, se destruyen las inocencias en mi piel, se silencian los nombres, los motivos, tal y como tú has planeado que sea la forma más rápida de olvidarte, sin tu mirada, sin tu aliento, sin tu mano, vestida bajo las sábanas, con el vaporoso viento del olvido.
Y te termino llorando, calladamente, aferrada a otro nombre te supero sin amigos comunes, te supero con valor, y te alejo, y te distancio de mis abrazos, incluso de mis deseos de paz y... te olvido.
Y al querer levantarme, satisfechos todos mis sentidos... mis piernas tiemblan, toda yo vibro por dentro, caigo sin aliento en el sopor, en las ganas de soñar, de dormirte entre galopantes latidos... y si en un alarde de valentía te sueño ausente, perdido, herido entre esquivas mentiras,... tras una cortina de de sedosos recuerdos humedecidos en mis lágrimas, no tardas mucho tiempo en despertarte en mi corazón... quisiera gritarte, yo lo intenté, hasta mi último suspiro, nadie quiere saber de mi, solo hallo espaldas donde creí había abrazos, solo encuentro sin razón donde pensé había cercanía, yo lo intenté... pero nada conseguí. Hoy me mantengo ausente de ti, ausente de todos, porque tú decidiste que esa la mejor forma de olvidar haberte querido y todos doblan la rodilla ante tus deseos y yo... doblo mi alma ante tu silencio.
Y te termino llorando... y en medio de todos esos retazos de ausencias, suena el teléfono, nuevamente... nadie es, dos años con este suplicio... de nuevo todo silencio, suena a burla, suena a castigo, yo callo, yo cuelgo y te termino llorando... ya sin motivos. |