OTRA VEZ
En aquel momento, nuestros rumbos estaban separados
en el largo camino de la vida:
Tú, con un naciente y esplendoroso lazo
que ya había dado frutos y que sentía,
era el curso perfecto para tu tormentosa existencia;
Yo por mi lado, proseguía en el caminar
tomada de otra mano que con su solidez,
permitía dar mis pasos fuertes y seguros.
Hoy, sin mayor incitación,
la estabilidad que supuse alcanzada
se derrumbó cuando sentí nuevamente
tu respiración golpeando mi rostro,
tus manos entremetiéndose en mi vestido
hasta llegar a los rincones más secretos
de mi esencia,
tu lengua confundiéndose con la mía
calmaron la sed de tus besos,
tus ojos iluminados por el deseo y la pasión,
impregnaron mi piel con el brebaje que fluía
de tu cuerpo cálido y ardiente.
Volvimos, nuevamente, a fusionarnos en sólo uno.
Volvimos, otra vez, a necesitarnos,
a querernos, a desearnos
con ese ímpetu desmedido
que nos traslada hacia lo incógnito,
hacia lo prohibido,
hacia el delito
de anhelarnos con locura y descontrol.
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