BURLA A LA PAZ.

“En acabando de comer don Quijote el día que dio los consejos a Sancho, aquella tarde se los dio escritos, para que él buscase quien los leyese; pero apenas se los hubo dado, cuando se le cayeron y vinieron a manos del duque, que los comunicó al la duquesa, y los dos se admiraron de nuevo de la locura y del ingenio de don Quijote; y así, llevando adelante sus burlas, aquella tarde enviaron a Sancho con mucho acompañamiento al lugar que para él debía ser ínsula. (...)”

Capítulo XIV de la novelas “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”

Lector, usted que está leyendo éste pequeño párrafo trascripto sabe perfectamente que es del clásico “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”. A usted, quien lo ha leído o que tiene idea del contenido de la novela, lo invito a “reflexionar” si así quiere llamarlo o a “debatir” sobre las intenciones de don Quijote, las cuales fueron motivos de burlas, y sobre la locura del mismo.

Todos sabemos que la locura del hidalgo se debe a los libros de caballería, y que su o sus objetivos son conseguir el orden y la armonía o la paz si así se lo quiere llamar, claro que no está expresado en forma directa, sino que a lo largo del libro, y que sus aventuras son dedicadas a Dulcinea, aquella amada que él cree que existe. Ahora bien, dejando a un lado la locura del quijote, tomesmo los objetivos y la forma de pensar de él.
Hoy en día, en tiempos difíciles económica, política y socialmente, somos muy pocos los que buscamos el orden, la paz, la armonía. ¿Qué pasa cuándo alguien expresa éstas ideas? Pues bien, puede ser considerado hippie o loco. ¿Por qué? Una vez, sin irme mucho en el tiempo, hace un mes, en la calle oí a una persona opinar sobre las atrocidades que Estados Unidos está generando en Irak y en otros lugares (y todo Europa) y me acerqué y le pregunté ¿por qué la guerra si sólo traería más guerra? ¿por qué no el diálogo y la armonía? La persona me miró, medito y luego repuso: “Entre Estados Unidos y todos sus aliados e Irak, jamás podrá haber armonía, porque con esa potencia (EE.UU.) es inútil (coincido en esta parte). Y segundo ¿no te cansarías en algún momento de tanto orden y tanta paz.?” Sí, me sorprendí tanto como usted señor lector. A lo quise llegar es que en estos días no se piensa en buscar un equilibrio, a la justicia, ni a nada. Todo lo contrario. Y cuando los que sí creemos que es posible llegar a esto... ¿qué pasa? Se nos ríen y dicen “Estás loco, es algo a lo que no se puede llegar, el hombre es muy malo”. Sí, el hombre es malo, pero en el fondo estoy segura que no, que sufre por todo simplemente porque es un ser humano y tiene sentimientos. Y otra de las razones para las cual trato de explicarme por qué somos pocos los que pensamos así es que esos quienes nos tratan como locos, tienen miedo a que se les rían en la cara, miedo a la reputación. Y otro gran motivo es la avaricia, la codicia, el querer ser más y más poderoso.
Ahora bien, ¿A caso no sería como la situación trascripta a comienzo de ésta hoja?. Solo que el que se para frente a políticos u otras persona, no es don Quijote, son hombres actuales y bien cuerdos.
Sí, cuando don Quijote estuvo con los reyes, éstos no dejaron de reírseles, de decir que era loco (que era cierto) y de aprovecharse (como muchos otros) de sus buenas intenciones.
Ahora tomemos un ejemplo más cercano: la escuela.
¿Cuántos “delitos” hay en una escuela hoy por hoy? ¿Cuántas peleas hay entre los alumnos? Seguro que mucho más que hace cinco o seis años atrás. ¿qué pasa cuándo alguien pone un “freno” a otro diciendo que se puede solucionar hablando? Se le ríen en la cara y dicen “Estás loco”. Se repite la misma situación. Como querer que no pase esto en las calles si en uno de los órganos más importantes de la formación social está pasando esto y nadie hace nada. Otra situación que no se da muy a menudo pero que puede ser: cuando en la escuela alguien está cometiendo algo que no se debe y otro va y avisa a la celadora o a algún profe ¿Qué pasa? Es un buchón, un mal amigo, etc, etc.
¿Y en las casas que pasa.? Porque no nos olvidemos que la familia es la base de la sociedad, lo más importante. Muchos no estarán de acuerdo con lo que a continuación voy a decir, pero en la mayoría de los hogares hoy por hoy ya se perdió el arma más fuerte: el diálogo. Los padres ya no dialogan con sus hijos, ya no los controlan. Cada uno hace lo que quiere. Y aparte, la juventud comienza a ser padre cada vez a edad más temprana. Y aquellos que tienen la bendición de ser amiga de la madre y del padre, de que los padres se interesen por sus cosas, de que se hable de las cosas, de que se enseñen las cosas, simplemente nos consideran con: antiguos, aburridos, tontos, imbéciles, etc, etc. Bien, es ahí cuando el sentido del amor, de la paz, del orden se pierde. Porque el que no tiene apoyo de los padres, pierde el valor a muchas cosas y le pierde respeto o deja de creer que es posible.
¿No le hacen lo mismo al Quijote en el libro? ¿No se le ríen en la cara, lo tratan mal, lo “discriminan”?
Señor lector, déjeme decirle que yo, soy una de esas personas que sostengo que por medio del diálogo se puede evitar la guerra. Y, también, soy una de esas persona que tengo la bendición de tener a mis padres con los cuales puedo compartir todo lo que me pasa. Y déjeme decirle también que soy motivo de risa en la escuela fundamentalmente. Por lo mencionado ya antes.
¿Sabe qué es lo que todavía hace que crea que se puede lograr lo que quiero? Agarre el control de la televisión y pongo un noticiario. Todos los días sale (aparte de los crímenes y delitos) la ayuda social. Cuando una persona necesita de la ayuda de los demás, la gente siempre ayuda (de forma anónima muchas veces) pero ayuda.
Y por último analicemos cuando le proponemos el orden y la paz a un político nada más ni nada menos. La pregunta que se ha hecho desde el comienzo ¿Qué pasa?, lo mismo que le pasa al hidalgo don Quijote, se nos ríen a espaldas nuestras y en nuestras propias narices. Nos entregan cosas que para ellos no sirve (como la ínsula que se le entregó a Sancho) y todo para continuar sus burlas. Y por qué no, aprovecharse de las buenas intenciones.
Señor lector, dejando un poco de lado la locura del hidalgo, lo que le sucede a éste en la novela, no está tan alejado de lo que nos sucede a muchos hoy, en el año 2005. pero le repito, yo creo que todavía se puede lograr la paz y el orden.