TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / e-Alias / Narciso Dosdedos

[C:141989]

Resulta ridículo pensar que con sólo decir ‘te quiero’,‘te amo’, u otra expresión que subjetivamente para cada cual venga a decir lo mismo a la cara de quien nos provoca tal sentimiento, dicho Ser caerá sobre nosotros con los brazos abiertos jurándonos correspondencia eterna. Digo Ser porque en el enamoramiento, la persona objeto de nuestro deseo se convierte en otra cosa, ya no es persona, casi no es ni un humano, más bien empieza a parecerse a un ángel o a un dios extraterrestre que nos atrapa y nos cambia. Sí, nos cambia por dentro y por fuera. Nos volvemos más despistados, más bobos tanto de mente como de aspecto, pues instintivamente solemos babear con cara de tontos en su presencia. Esta es una de las razones de peso por las cuales solemos afirmar que lo importante es lo de dentro; y es que lo de fuera dejamos de verlo o lo inventamos, le damos forma nosotros mismos convirtiendo lo imperfecto en perfecto. No es difícil, sólo hay que eliminar o disimular un pequeño afijo, concretamente un diminuto prefijo, esconderlo o taparlo de alguna forma que no permita que se vea mucho o de más o sólo por encima de nuestro holograma ideal. No sé si esto puede llegar a explicar o a hacer comprensible en cierto modo el enamoramiento de Narciso Dosdedos, pero hay muchas cosas con menos sentido que aceptamos con menos lógica y a las que no ponemos reparos ni tachamos de inciertas, sobre las que ni siquiera nos planteamos su veracidad o su incoherencia. Narciso se enamoró locamente, abandonadamente por lo irresistible de su sentimiento, de un reproductor de DVD portátil. En realidad no de uno cualquiera, sino de Su Reproductor de DVD Portátil, de Deuvedé.//...// La forma en que se conocieron, o más bien se encontraron, resulta bastante común, nada del otro mundo. Narciso llevaba tiempo recorriendo infinidad de tiendas buscando, comparando distintos reproductores, hasta que se topó con Deuvedé en una tienda de la calle T., colocado entre un vídeo y una pantalla gigante de plasma. Nunca me supo decir Dosdedos si fue el precio, las prestaciones, o el acabado lo que le colgó los ojos de aquel aparato, pero alguna cosa debió ser o tal vez todas al tiempo o una después de otra en un progresivo asombro y dilatación de sus pupilas. Ese mismo día se lo llevó a casa entre su pecho y su brazo, ¿para qué llevarlo colgando del asa de la bolsa si podía abrazarlo? //...//Cuando quince minutos después de salir de aquella tienda llegó a su casa con su incipiente nuevo amor envuelto en una caja, puso ésta sobre sus rodillas y se sentó en el sillón sin quitarse el abrigo siquiera. Se detuvo unos instantes a contemplarlo y luego comenzó a pasar la palma de su mano por la tapa de la caja. La acariciaba, lo hacía con cariño y como esperando que la caja, o lo de dentro, le cogiera confianza y no le rechazara (o le mordiera) cuando decidiese por fin abrirla. Esto sucedió unos diez minutos después. Narciso detuvo su mano cerca del borde de la tapa y empezó levantarla suavemente con las puntas de los dedos. En un eterno movimiento en que los segundos dieron la impresión de detenerse, o de correr tan rápido que pareciera que nunca se hubiesen movido, la alzó entera y dejó al descubierto el maravilloso Reproductor, el cual brillaba reflejando la luz de media tarde que entraba por la ventana y se posaba directamente en él, iluminándolo y haciéndolo más único, si es que eso realmente era posible. De nuevo, esta vez sin pensarlo, empezó a recorrerlo muy despacio con la punta de sus dedos, tocando cada uno de sus botones e interruptores, repasando cada uno de sus pequeños agujeros de conexión y, finalmente, deslizándose sobre su pantalla tan dulcemente que realmente apenas la rozaba. Tras todo esto volvió a cerrar la caja y la colocó con sumo cuidado encima de la mesa del salón, se quitó el abrigo tirándolo encima del sillón, volvió a coger el paquete y se fue a su habitación, donde definitivamente lo dejó en el lado derecho de su enorme cama. Él siempre había dormido a la izquierda.//...// Al día siguiente fue cuando vio su primera película con Deuvedé. A esa primera le siguieron otras ocho, todas en la misma semana. Narciso disfrutaba con la compañía de Deuvedé. Éste le exponía una historia de la cual se podía obtener una reflexión y aquél se dedicaba a comentarle sus impresiones y sus ideas y todo lo que las imágenes y sonidos le provocaban. Al final de la segunda semana podríamos decir que Dosdedos quedó completamente prendido de su aparato, y éste en igual medida de Narciso. La decimosexta película que Deuvedé proyectó fue un shock para él que le cambió media vida y un sinfín de pensamientos. //...//El cómo acabó esta historia no acabé de entenderlo muy bien, o no acabé de creerme que fuera tan simple acabar con un cuento. Al parecer desde aquella película especial, las demás ya nunca provocaron en Narciso una reacción igual y, por otra parte, éste se obsesionó de tal forma con dicha historia que constantemente pedía a Deuvedé que se la contara de nuevo. El pobre normalmente se resignaba y volvía a narrársela, al principio incansablemente e incluso contento ante la expectación que había despertado en Narciso, al cual gustaba de agradar siempre, pero poco a poco más pesadamente y con algo de aburrimiento, puede que monotonía. Acabó incluso por aprenderse absolutamente todas las conversaciones y, aún más, la música de fondo y los ruidos de ambiente. Y llegó un día en que el propio disco de la película falló. Se había estropeado y ya no era posible volver a leerlo correctamente. Narciso culpó a Deuvedé de aquello, le dijo palabras feas que no pensaba y le apartó de sí metiéndolo en su antigua caja. Deuvedé se fue llenando tristemente de polvo mientras Narciso se arrepentía de lo que dijo e hizo y, después, mientras pensaba qué hacer o no hacer para disculparse y recuperar el privilegio de su compañía. Cuando por fin Dosdedos venció al orgullo e inmovilizó a la vergüenza, ya era demasiado tarde. Deuvedé había sufrido un cortocircuito a causa de sus lágrimas y había muerto.

Texto agregado el 21-09-2005, y leído por 493 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
22-09-2005 Precioso y original texto en conjunto bien estructurado, subyace en el un mensaje oculto que nos previene de lo inmaterial en esta sociedad de consumo donde nos encontramos inmersos. Deseo aprovechar para agradecerte tu paso por mis versos y tus comentarios Un abrazo de amistad. Controversia controversia
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]