En el centro de ti,
o arriba o abajo,
hay arroyos de miel
que navego venturoso.
Por eso me extravío
en la ruta prodigiosa
que se explaya desde tus cabellos
hasta lo más profundo de mi éxtasis...
Pero el puerto más divino en estos mares
es tu vientre de sal, añil y porcelana:
¿cuántas veces he anclado allí mi nave
y mis delirios?
Tu vientre amor es la región de las tormentas,
donde mis naves se alimentan de un concierto
de rayos y de rosas que escampan en mis besos,
un punto de partida hacia tu norte y tu sur,
hacia un lago embriagante que baña tus confines.
Dos riberas sublimes son mi playa encantada,
donde moran tus arcanos y ondea venturosa
la magia itinerante de un beso desvelado
que te calza y se adormece.
Miguel A. Vallejo
03-09-2005
Texto agregado el 21-09-2005, y leído por 222
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