Te sería fiel, pero no puedo confesarlo, para comprender la fuerza de esta declaración antes tendrías que saber más de mí de lo que creo que puedes soportar previo a detestarme, y no habrías dimensionado la dulzura que involucra esa simple frase: “te sería fiel”.
Seguramente si lo pides, puedo trabajar en ello, pero no garantizo nada. Ya una vez dije quererte y del modo que le contestarías a la mas barata de las putas, pediste que durmiera antes de seguir diciendo tonterías. La forma pura de amarte quedó atrás antes de terminar de conocerte y ahora solo podrás tener de mí, en caso de intentarlo, algo de cariño dosificado, para que no se termine en el torbellino de arrepentimiento que me sacude cuando pienso en mis conatos de sinceridad hacia ti.
Frases dolorosas, ¿no crees? Esto caducó antes de iniciar y parece que el principio del “por siempre” no nos sonríe, poco tiene que ver la distancia real y las cuestiones prácticas, se trata de voluntad y de creer en las coincidencias como eje de conducta. Mi pureza estaba expuesta y recibí un palmo al pensar que podría regalarte un trozo de Universo antes de perderte en la paz de tu noche, que niña tan tonta, tan inocente y confiada, que mujer tan asquerosamente blanda. Nada he aprendido por lo que veo, cada nada se esfumó como la fuerza, y me vuelve a sorprender esta capacidad de asombro, no creí poder resbalar tan fácil y sentirme humillada. Quererte es mi problema, ojalá que no lo entiendas.
(Para mi querida Ana, que perdió el amor por su piloto) |