Tal vez me lleve por la inmensidad de la noche para escribir semejante cosa. Hay quien dice que vivo mas de noche que de día. Creo que mis neuronas son así, mas activas a estas horas de la noche tan poco apropiadas para escribir.
Estaba trabajando en un proyecto de modificar una foto con un programa informático, aparte de escribir también tengo otras aficiones extrañas lo sé, cuando de repente tuve la necesidad imperiosa y primaria de escribir.
Vivimos en un mundo egoísta y egocéntrico. Eso fue lo primero que me vino en mente. Después pensé en la suerte que había tenido por vivir en un país desarrollado donde hay inmensas facilidades para vivir bien.
Sin embargo cuando escribo estas palabras, que muy pocos leerán y apreciarán, unos pobres niños mueren sin remedio en una parte remota y olvidada del mundo.
Así funciona esto. Mientras algún país gasta millones de dólares en subvencionar guerras infames y viajes a la luna imposibles, la mitad de la población mundial se muere de hambre.
Sí, sé que esto es duro de leer. En estos momentos me pregunto que podría hacer para cambiar el mundo, que podríamos hacer nosotros, las buenas personas para cambiar la fatalidad con la que malviven muchos otros desgraciados.
Después de pensar mucho, exactamente varios días, llegué a la conclusión de que para mejorar este mundo es primordial no olvidar.
Nos intentan distraer, mediante otras noticias nos esconden la cruda realidad. Gobiernos manipuladores de noticias, dueños de televisiones corruptas...
Pero toda su parafernalia no nos hará olvidar que este mundo sigue yendo de mal en peor.
A veces casi me resulta prohibitivo pensar en un mundo donde la paz es dueña de todos, donde lo mas peligroso sea observar y admirar el vuelo de una inofensiva ave, donde todos los seres humanos estamos recogidos por una misma bandera, la de la comprensión, la de la bondad...
Y entonces, maldigo ese momento, es cuando mi equipo marca y gana una “liga”, una “uefa”, una “champions” y entonces a los ojos del mundo me olvido de los pobres niños muertos, de las victimas de las guerras injustas...
Ganamos, miles de personas salen a la calle a festejar su triunfo, los bares reparten comidas y bebidas, la gente se emborracha...
Solo a unos 3.000 kilómetros de distancia alguien se muere de hambre.
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