FUCKING COLOMBIANS
AND OTHER DEMONS.

PARTE UNO DE 3

Montauk- El día que Eric se enteró
de la muerte de Robert Furbin se bebió
dos botellas de Stolichnaya, una
por Dios y otra por el Diablo, y sacando
las fotos que tomó mientras ese
testaferro de las tinieblas se masturbaba
y eyaculaba sobre el cadáver de
Chestnut Altman Batterman suplicó a
la vida, llorando de rabia, que le diera
la clave para distinguir entre los ángeles
y los demonios.
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SEGUNDO PARRAFO
Se fué cuando ya se estaba viniendo,
segundos antes del climax de la última
de sus pajas compulsivas, entre temblores
orgásmicos, estertores moribundos
y el pánico de las intensas puñaladas
que con incremente sevicia quemaban
su pecho enjuto de catamita enfisémico

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TERCER PARRAFO
En un vano intento por detener la asfixia
que montó en un carrusel de vértigo y
agonía a los felatores y sodomitas que se
aproximaban y componían el noventa y
nueve por ciento de la clientela del único
establecimiento que atraía visitantes a la
ciudad-establo de Passaikistán, se dobló
sobre la butaca mefítica del Montauk y
cayó de rodillas con las manos entre los
muslos, la boca abierta y los ojillos
extraviados como había estado tantas
veces clavado entre las piernas de algún gigantesco gringafricano de la
Calle Monroe.
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CUARTO PARRAFO
Así quedó con el rostro lívido, la verguecilla
amarillenta, los labios amoratados y el
corazón de sicario descuajaringado hasta
que los paramédicos lo levantaron entre
muecas de asco y un paranoico despliegue de esputos de repugnancia y semiótico
desprecio por los putos huyendo despavoridos ante la aparición de las cámaras
relampagueantes e indiscretas del Herald
News.

@Pinkfeather Editorial
West Palm Beach/Lantana Fl.
USA.