El verano no queriendo dejar de ser, gastaba en el esplendor de sus últimos días todas sus fuerzas.
Nosotros ilusos, nos aferramos a una cuerda imaginaria que nos extrajera del pozo profundo y sedentario en el que nos arrojó el destino.
Escapándole al paso del tiempo, pretendíamos despertar un amor silenciado, intentando reavivar sueños inconclusos que quedaron colgados en el perchero del pasado.
Pasado que fue todo fuego, pero hoy las cenizas, apenas entibiaron.
La cuerda carecía de firmeza. Y nuestra ilusión se ahogó en un intento escaso.
El otoño pudo más, predominó. Y el verano dejó de ser sumido en un montón de sueños cobardemente abandonados.
Texto agregado el 20-09-2005, y leído por 148
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Lectores Opinan
16-11-2005
Vivencias tan parecidas, tú las conviertes en palabras. M-119 dosmas
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