Estoy bajo el amparo del húmedo bohío, escribiendo este diario que ha de relatar las penurias de mi secuestro, a manos de un hombre a quien respeto y que se ha ganado a pulso mi confianza incondicional. Realmente no quiero que este rapto termine, nunca me he sentido tan...

-¿Qué está escribiendo señor Plata?

-Estoy escribiendo sobre el secuestro, sobre nosotros.

-¿Para qué?

-Es algo que hago, escribo cosas, es mi manera de despejar la mente. Tengo muchos poemas sobre ti, ¿quieres escucharlos?

-No, gracias.

-Estoy muy agradecido contigo.

-Vuelve la burra al trigo.

-Es en serio, si no me hubieses sacado de esa vida monótona y sin sentido, no sé que hubiese sido de mí.

-Tengo que irme, vengo más tarde... no haga nada estúpido.

-No lo haría, no sería capaz de hacer algo que pueda perjudicarte. ¿Me puedes amarrar a otro tronco? Este se está soltando y podría escaparme. Podrías esposarme las manos, a menos que te cause mucha molestia.

-No, no hay problema, prefiero dejarlo así. Usted me pone algo nervioso.

-No hay razón para eso, yo entiendo tu situación, sé que en el fondo eres un alma buena que ha terminado en esta vida revolucionaria. Sólo me secuestras para vengarte de las injusticias de la sociedad.

-A ver, quiero dejarle algo claro señor Plata: Lo secuestré para venderlo a las FARC, ellos verán cuánto piden por usted. No ando en ninguna revolución y no estoy vengando nada.

-Eres muy romántico, sé que solo tratas de crear esa distancia entre nosotros para protegerme, espero que tu causa valga la pena el sacrificio de nuestra amistad.

-¿Quiere callarse?

-Lo haré, no seguiré hablando si tanto te molesta... Mhmmm... Mhmmm... Ejem... He aprendido mucho de la vida en estos dos meses.

-Cállese.

-OK... realmente aprecio lo que haces por mí. Tienes que venderme porque no puedes mantenerme eternamente, siento la pena que sufres al tener que entregarme a unos desconocidos. Pero ellos son más grandes y pueden cobrar recompensas. Tú lideras un grupo pequeño pero moralmente fuerte y algún día serás más revolucionario que esos viejos pasados de moda, ya verás.

-¿Por qué siempre es lo mismo con usted? Ya le he dicho, lo del "Frente Revolucionario Del Norte De Zapatoca" no es un grupo guerrillero de verdad, soy solo yo y a veces un primo mío que colabora.

-No te preocupes, yo entiendo, proteges a tus camaradas como me proteges a mí, ¿qué puedo hacer para que sepas que puedes confiar en mí?

-Este marica como jode. Mire imbécil, o se calla o pido rescate por el cadáver. Usted decide.

-Está bien, me callaré, pero sólo porque no me gusta cuando te pones rudo. ¿Puedo dormir en la hamaca?

-Bueno, vaya a la hamaca.

-¿No me vas a poner la cobija?

-Está bien, ya le traigo la cobija.

Es así que finaliza la noche del jueves 23 de octubre, tras escribir estas líneas trataré de conciliar el sueño, a pesar de saber que pronto tendré que separarme de él sin remedio.