El Flaco tiene la cara de Sean Penn.
La cara que pone cuando mira como comprendiendo algo, y le hacen un primer plano, y vos le ves en el tono de los ojos que el tipo está carburando. Que está metido en el personaje.
Y a la vez aprovecha y le pega una pitada al faso, y el humo le jode un poco en los ojos, y hace un gesto como cerrándolos pero no los cierra. Y la cámara le marca este gesto.
Es decir lo aprovecha.
Esto es lo que le veo yo, ese guiño de turro, de estar de vuelta, de manejar la situación.
Aparte el Flaco es mi amigo del alma y yo lo endioso un poco, lo meto en Hollywood.
Será porque lo quiero, porque los dos somos hinchas del Rojo y desde primero inferior que andamos juntos.
Ahora no le erramos un sábado a los bailes, desde que cumplimos los quince.
Eso si de inglés el Flaco, ni una palabra, en eso no se parecen en nada. No sabe ni decir yes.
No sé si Sean Penn sabe algo de castellano pero seguro que algo caza, y como las cosas sigan así no sólo los actores, si no todos los yankis van a hablarlo.
Va a ser el idioma oficial.
Se están llenando de latinos.
Esa noche pateábamos de regreso al barrio por las calles vacías. Otro bailongo que habíamos hecho agua, todos rebotes. Dos temitas y me voy a sentar porque estoy cansada.
Y ni hablar de los lentos, apenas una agarradita de manos. Ni que fuéramos leprosos.
El frío de la madrugada del domingo nos pegaba en los brazos y caminábamos como abrazándonos solos.
Fregándonos con las palmas.
Eso que mi vieja me dijo cuando salía, por qué no me llevaba un pulover.
-! El retorno de los derrotados se llamaría esto, si fuera una película...!
Dije yo, y el flaco me miró:¿como quién?
Sí, como Sean Penn.
Y fruncía el entrecejo, y abría un poco la boca y sonreía solamente con los ojos, moviendo la cabeza para un lado y para el otro..
Con cara de degenerado.
Aceleramos la marcha con ganas de llegar cuanto antes al calor del hogar, al calor de nuestras camas. Así que casi corríamos, apurando las últimas cuadras.
-¿ Cogeremos antes de morirnos...?
Pregunté, mirando la claridad que empezaba a nacer sobre los techos de las casas.
Y Sean Penn, levanta la ceja derecha y me clava su fría mirada.
Y le leo en los ojos que no tiene respuesta.
(2005)
Para Aldo. |