Judith tiene un plan
“No tengo la vocación de un suicida asesino
pero si es preciso afilo el cuchillo y me aplico”
“No me Falles” Los Tres
El policía le sujetaba tan fuerte el brazo que éste se había puesto morado, pero eso era lo que menos le importaba, ella tenía como justificar lo que acaba de pasar.
-¿Cómo esta Memo?- preguntó Judith
-Va a vivir para tu desgracia – le contestó el comisario
No sintió temor, sólo calma, así ella saldría rápido de esto, y se iría a casa, se le vino a la memoria los cinco años a lado de Guillermo, y como las personas cambian, como se muestran hasta obtener lo que quieren para luego ser tal como son, recordó la primera vez que le hinchó la cara de un puñetazo, cuando llegaba borracho y la despertaba para el sexo, ella nunca le confesó que siempre pensaba en Johnny Deep, hasta esta noche, que pensó sería la última, pero le salió el tiro por la culata, será por que en realidad nunca había tenido un revólver en mano, sólo las últimas semanas que conoció a un policía.
-¿Tenía que conseguir el arma no jefe?... ja
Se dio cuenta que ahora era insensible, que había dejado de ser por primera vez el manojo de nervios y traumas, ya no tartamudeaba ni le sudaban las manos, se sentía libre.
-Capaz de enfrentar al mismo diablo
-!Que miedo¡, me voy a poner chaleco antibalas – dijo mofándose el comisario
Aunque ella ya estaba acostumbrada a los maltratos de Memo, y muchas veces pensó que era masoquismo disfrazado de amor. Tenía dos hijas desnutridas, una nació con labio leporino, y la otra vivía asmática todo el tiempo, pero las cosas empeoraron desde que él perdió el trabajo de cobrador de combi, si no le pegaba a Judith era por que no estaba, así que las niñas soportaban los desvaríos con una dosis de manoseo de parte de papá. Entonces ella tuvo que hacerse responsable del hogar, una madrugada, mientras deambulaba por el mercado mayorista, buscando si los comerciantes habían dejado algún pollo tirado, alguna fruta por ahí, que pudiera consumirse, un hombre se le acercó y le preguntó cuanto cobraba, al principio no supo que contestar y luego le dijo, igual que todas, Judith era bonita, a pesar de estar demacrada, claro que para estos menesteres lo que menos importa es un rostro agradable, se sometió nuevamente a la terapia “Johnny Deep” y casi llorando terminó su trabajo, le dieron tres billetes de diez soles, que para ella era una fortuna, pensó en sus hijas y decidió continuar así, una de esas noches se le acercó un hombre alto
-Y buen mozo, yo no sabía que era policía, lo supe cuando empezó a masturbarme con su arma.
-Guarde esos detalles señora que no tienen nada que ver con el caso
Raúl se llamaba, estaba de civil, ella se sorprendió que a pesar de ser policía fuese cortés y más con una prostituta, él le contó, que había perdido a su mujer, hace un mes, murió de cáncer, y se había quedado solo en el mundo y con mucho dinero, noches seguidas se encontraban en un hotelucho de la avenida norte, las tres últimas citas ya no mantenían relaciones, conversaban hasta que el le ponía en las manos billetes de cincuenta soles; entonces ella decidió.
-Le di pepa, jefe, cogí el arma y me fui a mi casa, mis niñas estaban con mi vecina, Memo todavía no llegaba, lo esperé, deje que tuviera relaciones conmigo y mientras eyaculaba le apunté en la frente y se desmayó, me asusté dejé el arma a un lado y pedí ayuda para llevarlo al hospital.
-¿Pero por que no lo dejo morir, así se libraba de él y la culpa, y todo salía mejor de lo que esperaba?
-Ah pues jefe... yo quería matarlo, un día de estos prometo no fallar.
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