Estaba ahí quieto frente a mi, el tiempo se detuvo con mi corazón para dar a mis sentidos la oportunidad de captar todo y cada detalle de lo que estaba sucediendo.
La luz empezaba a llenar la habitación, ahí parada sentía que el tiempo se había detenido.
Mis ojos abiertos como nunca sin parpadear observaban la magnitud de su descaro, podía sentir mis gritos y reclamos dentro de mi que hacían fuerza para salir y romper el maldito silencio.
Que mezcla de sentimientos aquellos!!
Los minutos no pasaban pero el día y el sol ya habían tomado la habitación haciendo ahora mas visible el gesto de culpa en su rostro.
No se movía, seguro espera a que pudiese articular palabra para poder interrumpirme con evidentes y estúpidas excusas, como siempre.
El calor de mi cuerpo encendido por el odio se fue enfriando mientras le miraba, pálido, culpable, traidor.
Por fin llegó el frío a mi corazón y a mi mente, necesitaba sentirme fría como la escarcha para no cometer el error de ser inevitablemente débil.
Y así, cuando por fin pude cambiar la postura de sorpresa y la cara de decepción que había adoptado, fue cuando quiso hablarme, pero encontró en mi mirada el odio que bastó para hacerle callar.
Me sentí valiente, fuerte, el espíritu de la que fui alguna vez me procuró la rabia necesaria para afrontar con dureza aquella verdad que la vida me tiró a la cara sin compasión.
Comencé a dar vueltas por la habitación mientras el me seguía con la mirada, atento a cada paso mientras el segundo cuerpo que yacía en la cama permaneció inmóvil ocultando cobardemente su identidad bajo las arrugadas sabanas, me reí frívolamente y sin darme cuenta comencé a disfrutar de mi papel en aquella escena.
Me senté en los pies de la cama y comencé a relatarle lo bien que me había ido en mi viaje, alargué cada frase con detalles que se hundieron en su mente que sufría por acabar con el bochorno de aquella situación que yo procuré hacer más lenta y dolorosa.
No le quiero!! Me repetí una y otra vez para calmar el llanto que esperaba impaciente un momento de soledad.
Pronto comencé a sentir toda aquella maldad en mi alma, la frialdad y la sed de venganza que afloraron en mi ser estaban fuera de control, el telón debía bajar y la función terminar lo antes posible, mi corazón no podía resistir un largo minuto mas sintiendo en la piel el dolor del engaño, la vergüenza de ver el amor manchado por la traición, el coraje de ver otro cuerpo junto al suyo remover las sábanas que días atrás incendiamos en pasión …
Me incorporé alzando con inútil orgullo la cabeza y sin mirarle a los ojos pronuncié palabras que se clavaron como puñales en su corazón y que me hicieron sentir extrañamente satisfecha.
Me disponía a salir de su vida con un sonoro portazo cuando cometí el error de voltear la cabeza para mirarlo por última vez, su semblante me pareció tan patético, seguramente por que a modo de autodefensa elevé mi ego hasta verle reducido a nada.
Lo último que pude apreciar de aquella cama me quitó la fuerza, el ego, la furia y la vida, aquel cobarde e inmóvil cuerpo con el que había sido infiel a mi amor por el, ahora dejaba ver bajo las sábanas unas varoniles piernas velludas y musculosas, voltee la cara por la sorpresa y lo que iba a ser un gran portazo de despedida quedó en un ligero y común ruido, tan pobre que tiró al suelo toda esa seguridad y fuerza que había fingido completamente.
Luego, tras la puerta desee haber sido furia incontrolable, huracán que rompe todo a su paso, gritar, llorar, por que ahora ese odio seguía encerrado en mi corazón transformándose en rencor que mató mi capacidad para amar, para querer, para quererte … lo siento!! |