Un "porompompero" se ríe de mí introduciéndose en mi cabeza, tronando espantosamente al ritmo de la caja seminueva de compases taquicárdicos...

A esto también se le llama migraña, pero este término se me asemeja dulce, pegajoso, todo lo contrario a la hosquedad seca, a la hirsutez de estas contracciones tan nítidas, en estereo y dobly sorround por toda la cabeza...un lujo al alcance de cualquier estresado, y en la película sólo participan malos,para más inri.


¡Chof,chof,chof!, ¡plaf, plaf!, ¡¡splash!!...Imagina el acuífero que hay en mi cabeza: la masa encefálica chocando contra las paredes del cráneo mientras el líquido de entre medias se mueve sin haber un sólo ápice de aire (ni una burbuja) y que además con la temperatura del líquido se podrían cocer gambas o incluso matar cualquier gérmen posible del alimento, o para llegar más lejos, se queda completamente fundido el alimento en el líquido, a modo de disolvente universal.


A veces la molestia y el tedio físico te hace llegar al punto de querer decir lo exasperado que estás para hacer que la carga del cansancio sea compartido por el resto, que de todas formas no te va a quitar la carga, pero al menos te hace sentir...¡qué leche!, te hace sentir como un "pupas"...


Ahora el ¡chof! y el ¡splash! se mezclan con las gambas y el estereo está al máximo al tiempo que los malos se descubren todavía menos malos que la perorata del "porompompero" que tienen como guión...Todo esto es el canapé de antes de dormir o de antes de hacer terapia, según se mire.