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Inicio / Cuenteros Locales / tacob / ¿Amar o morir?

[C:140922]

Rodeada de montañas nevadas y fríos bosques; al norte de las Tierras Blancas, cada día el Hada de la Nieve vagaba entre los árboles, desde las celestes madrugadas hasta los anocheceres violetas; admirando las cambiantes formas de las nubes y volando en el viento. La inmaculada belleza de sus Tierras Blancas la hacía más feliz que nada en el mundo; todo allí era perfecto. Todo era puro y brillante; en el aire fresco se respiraba el perfume de los pinos, el cielo era tan claro que a veces hasta encandilaba; y tras la cortina de las siluetas delicadas de las nubes, la luz del Sol, azul en las mañanas y rojiza en la noche, contrastaba con las montañas que ondulaban el horizonte.
Sus Tierras eran hermosas, y el Hada disfrutaba cada momento de su vida allí, deslizándose sobre el hielo y conociendo cada destello luminoso, bailando entre las ramas, sacudiéndolas suavemente para llenarse de nieve. A veces se sentía tan fascinada por la belleza que no sabía qué hacer, todo su ser se paralizaba; porque ninguno de sus movimientos parecía suficiente, la hermosura de aquél lugar la inundaba y su cuerpo era demasiado insignificante como para poder expresarla. Ni siquiera cantando las angelicales melodías que solía entonar, con la voz más dulce jamás escuchada, lograba superarlo. Sabía que necesitaba compartir con alguien sus heladas Tierras Blancas, pues ella sola nunca sería suficiente. Pero ¿cómo podría terminar su soledad viviendo en aquel lugar? Nadie más habitaba sus tierras; ningún otro ser podía soportar la nieve y el viento... Y ella tampoco podría dejarlas; pues en ningún otro lado encontraría el frío que necesitaba. ¿Acaso su blanco y luminoso paraíso se había convertido en una enorme prisión de soledad? No podía permitir que esto sucediera. Debía reunir todo su coraje y vencer el miedo, de otra forma nunca dejaría de estar sola.
Con el Sol levantándose tras las montañas a lo lejos, emprendió su largo viaje hacia el Sur en busca de un nuevo habitante para su hogar de nieve y hielo. Al principio se sentía segura, acompañada por la luz azul de la mañana; impulsada por la esperanza de cumplir su deseo. Pero cuando la bóveda blanca empezó a mostrar sus primeras heridas; pequeñas manchas marrones y verdes vivos en la tierra, y celestes demasiado fuertes en el cielo, comenzó el temor. Sus Tierras Blancas quedaban atrás, y ante ella aguardaba el colorido Sur, como un monstruo listo para derretirla, calcinarla con su insoportable calidez. Trataba de acallar estos pensamientos y llenarse de imágenes familiares, buscaba en el suelo los pequeños copos nevados que el Sol aún no había deshecho, y se imaginaba la felicidad que sentiría cuando retornara a casa en compañía de alguien con quien compartirla.
Siguió avanzando hasta que ya no había ni rastros de nieve en el paisaje, y aún quedaba mucho por recorrer antes de llegar a las tierras cálidas; el miedo era cada vez mayor y el Hada ya se sentía debilitada por el aire tibio y los fuertes colores de la tierra. Pero a través de los árboles, más allá del infinito bosque, comenzó a percibir sobre el horizonte una luz hermosa, una región tan brillante e iluminada como sus Tierras Blancas; un lugar al que quería llegar aunque tuviera que perder todo su ser antes de conseguirlo.
Sabía que en esa claridad encontraría lo que estaba buscando; y debía alcanzarla aunque ya sintiera las primeras lágrimas derretidas recorriendo su rostro, aunque sus ojos se estuvieran lastimando por la agresividad de los colores que la rodeaban. Debía seguir, sin mirar atrás, sin descansar.
Al atardecer, el Hada de la Nieve apenas podía avanzar; había soportado sobre su blanca piel todo un día de rayos letales del Sol, sin nubes que la protegieran, sin viento helado. Al menos lo peor ya había pasado, y la luz estaba cada vez más cerca. Esto era lo único que la impulsaba a continuar, lo que le había dado fuerzas para seguir con vida al caer la noche; ese hermoso lugar brillante que tanto le recordaba a sus Tierras.
Cerca de la medianoche, casi arrastrándose, con sus alas totalmente deshechas y sus ojos reducidos a pocas lágrimas a punto de caer; llegó a un punto donde la luz blanca ya la envolvía por completo. Al dar unos pasos más, trató de mirar hacia delante con lo poco que quedaba de sus ojos; y lo que vio le devolvió la esperanza. En ese momento supo que su viaje no había sido en vano. Desde el horizonte, le devolvían la mirada unos ojos tan luminosos como los mediodías de sus Tierras Blancas, y su corazón se cubrió de hielo; dándole un impulso más poderoso que el dolor de sus alas y su piel derretida. Al dueño de esos ojos resplandecientes, el Ser de Ojos Blancos; a él le regalaría su hermoso paraíso nevado. Ya no deseaba sólo compartir sus tierras con él; sino que quería ser envuelta en ráfagas congeladas de su mano; quería viajar por los blancos cielos a su lado, llenando todo de nieve y claridad. Lo necesitaba, quería amarlo.
Con su corazón helado por completo, pudo continuar hacia el Ser de Ojos Blancos; aunque el aire quisiera detenerla, ella no se dejaría vencer; había encontrado lo que había deseado toda su vida, alguien tan blanco y luminoso como ella y sus Tierras Blancas; y no lo dejaría escapar, aunque tuviera que enfrentarse a la muerte.
Pero al acercarse lo suficiente a su brillante sueño; la claridad de la luz comenzó a tornarse rojiza; y ya no estaba rodeada por el frío resplandor de nieve...
Al alcanzar a su amado, se dio cuenta que Ojos Blancos era en realidad Ojos de Fuego, y que su claridad era en realidad calor. ¡Calor! Su blanca luz no era nada más que una ilusión; sus ojos, derretidos en lágrimas por el fuego en los ojos de él, la habían engañado. Durante todo el día había estado volando hacia su propia muerte, había perdido sus alas y su piel, sólo para encontrarse con su peor enemigo.
Del otro lado, las lágrimas del Hada de la Nieve caían sobre Ojos de Fuego con más intensidad que nunca; haciendo su llama cada vez más débil. Él también había avanzado durante todo el día hacia una llama tan ardiente como él, adentrándose en el frío del norte, sintiendo sus ojos apagarse por las gotas heladas que volaban en el viento, soñando con amarla y compartir con ella su hogar y su calor. Sólo para descubrir que su Hada de Fuego era realmente el Hada de la Nieve.
Ella lo miró una vez más; sus cabellos rojos moviéndose en el viento, sus ojos brillantes, su luz. Su brillante luz que aclaraba la letal oscuridad de los colores. Trató de contener sus lágrimas para no dañarlo, pues entendió lo que sucedía.
Ojos de Fuego le devolvió la mirada con los ojos entrecerrados para no seguir destruyéndola, observó el aire helado que se ondulaba a su alrededor, su gélida blancura. Su resplandor cegador, que iluminaba como una estática llama.
Ambos se resistían a abandonar sus deseos, pero, ¿qué podían hacer?
Jamás podrían amarse; la nieve se derretiría y el fuego se apagaría. Tal vez los dos estaban destinados a vivir en soledad.
Pero no podían aceptar ese terrible destino; habiendo llegado tan lejos para encontrarse; y desafiado a la muerte, abandonando sus tierras y perdiéndolo todo en el camino. Sabían que nadie más entendería la soledad como ellos, y también estaban seguros de que jamás un amor iba a ser tan fuerte como el suyo, que reunió fuego y hielo sin que ninguno de los dos destruyera al otro. No iban a volver la vista atrás. Se miraron con la certeza de que regresar a sus hogares yo no era una opción, sus corazones no se lo permitirían; pero tampoco sus cuerpos, ya demasiado débiles para emprender el viaje de regreso.
En un instante luminoso, el Hada de la Nieve y Ojos de Fuego se unieron en un beso eterno, y luego de una explosión de viento y luz, ambos desaparecieron por completo.

Texto agregado el 16-09-2005, y leído por 407 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
21-09-2005 ***** lagunita
17-09-2005 Señorita de las 1494 palabras no ha sido mi intension ofenderla ni menos hacer mofa de los estados depresibos ...solo se que somos una sociedad de libre expresion y no tengo la menor duda de que eres una mujer muy interesante . ok. no te enojes por favor , yo se que hay cosas que non un juego ...pero hoy solo he querido mover el piso de alguien como tu , que leiste este cuento, asi como es la vida nada mas....gracias por leer , y bien que eres una ex depresiba , seguro que tu espiritu hoy mira de otros angulos mas vivos , un beso cariño , suerte y adelante como un elefante lleno de amor y fuerza Pulpfictions
17-09-2005 Señorita de las 1494 palabras no ha sido mi intension ofenderla ni menos hacer mofa de los estados depresibos ...solo se que somos una sociedad de libre expresion y no tengo la menor duda de que eres una mujer muy interesante . ok. no te enojes por favor , yo se que hay cosas que non un juego ...pero hoy solo he querido mover el piso de alguien como tu , que leiste este cuento, asi como es la vida nada mas....gracias por leer , y bien que eres una ex depresiba , seguro que tu espiritu hoy mira de otros angulos mas vivos , un beso cariño , suerte y adelante como un elefante lleno de amor y fuerza Pulpfictions
17-09-2005 Señorita de las 1494 palabras no ha sido mi intension ofenderla ni menos hacer mofa de los estados depresibos ...solo se que somos una sociedad de libre expresion y no tengo la menor duda de que eres una mujer muy interesante . ok. no te enojes por favor , yo se que hay cosas que non un juego ...pero hoy solo he querido mover el piso de alguien como tu , que leiste este cuento, asi como es la vida nada mas....gracias por leer , y bien que eres una ex depresiba , seguro que tu espiritu hoy mira de otros angulos mas vivos , un beso cariño , suerte y adelante como un elefante lleno de amor y fuerza Pulpfictions
17-09-2005 Una genialidad al escribir este texto. felicidades. ULEIRU
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