Hoy, como venimos haciendo hace meses, tal vez años,
nos volvemos a encontrar en las calles, en el autobús,
él sigue arrastrando su miseria y su enfermedad,
y nosotros nuestra soberbia.


Él cree que disimula su infortunio,
pero la evidencia temblorosa de su enfermedad se acrecienta,
sus pasos van cada vez más lentos,
y nuestra cruel apatía sólo piensa en no tropezar con su escaso equilibrio.


Todos vamos a nuestros trabajos, él al suyo,
pues es borracho y mendigo. Nuca se sabrá qué fue primero,
lo único cierto, es que las garras de la mafia que le han puesto en la calle,
arrastran su desgracia como estandarte por un mísero dinero.


Pero él cumple con sus 8 horas diarias de “trabajo”,
Invierno, verano, sol y frío...,
sin nunca dejar de lado el “Kit de la Miseria”,
que todos le hemos proporcionado.


Su desgracia se hace más desgracia cuando llega el momento,
con un brazo poco firme, intenta sostener la mano temblorosa,
y humillado sobre un plástico bien doblado,
clama nuestra atención con la cara de dolor del que no quiere mirar su latente adicción.


A penas puede dar una calada a su cigarrillo,
El parkinson y la lluvia se lo impiden bruscamente,
Hoy, aún, no está borracho y sus lágrimas se confunden,
con las gotas de agua salpicadas por el rápido trasiego de la gente.


Hoy ha elegido un lugar distinto para el ritual de la miseria,
en un cartel, en perfecto castellano, se puede leer:
“soy padre de familia de dos hijos, enfermo y sin trabajo. Por favor una ayuda para comer. Gracias”... una mentira sostenida con la mirada perdida.


Es temprano, las 8 y media de la mañana y ahí se quedará,
luego cambiará de varias veces de lugar,
buscará mejores sectores para la desidia de la compasión,
y nuevamente el ritual de la miseria se verá como función.


Nadie sabrá cuál es su nombre, tal ves importe más su nacionalidad,
me niego a sentir lástima, no sé qué sentir,
mi indiferencia la alimentan las mafias,
y mi conciencia se llena de motivos estúpidos,
cuando alguna vez, sobre el paisaje,
dejo caer una miseria para los miserables.