Instantes... Sólo necesitó un parpadeo más, para ascender hacia otros mundos... Por placer. La prostituta sonrió, mientras acumulaba nuevas almas en su haber. Cosmos. Y cada uno siguió acarreando sus miserias, hasta que la realidad logró unificarlos. Sino. Súbitamente, la piedra volvió a chocar con ese mismo humano... Ana Cecilia.
Texto agregado el 06-10-2003, y leído por 321 visitantes. (8 votos)