A casi un año, desde que nos descubrimos en las hojas escritas por la aventura y la humanidad en el universo, entramos, casi sin darnos cuenta, a una dimensión única, en la que nos vimos solos, tu y yo…juntos, y ahí nació la magia que hoy trae al mundo una princesa. Hace casi un año, yo era jirones de un cuerpo destrozado por la lujuria y la pasión desenfrenada e inconciente que se tiene a veces, frente a la vida y tu, una esclava de una vida vacía, acomodada. Pero vacía.
Hace casi un año, descubrí tus ojos entre los millones que anduve buscando y dilucidé en ellos el brillo más intenso del cosmos, con su brillo pude, incluso, iluminar mi propia vida.
Hace casi un año, descubrí que el néctar dulce de los besos no nace espontáneamente sino que es el complemento de las almas que se manifiesta a través de los labios.
Hace casi un año mi vida sin ti no era nada, sin ti yo era nadie y hoy llena de vida estás y me llenas a mi de vida. Tienes ahí, entre lo más recóndito de tus entrañas a una princesita, fruto del brillo de tus ojos y los besos dulces que nacieron de nuestros labios.
Hace casi un año, descubrí que jamás había sido feliz hasta que te conocí y supe que el amor no tiene edad, ni tiempo, ni motivo, solo te descubrí a ti y eso es lo que importa.
Ahora que hace casi un año que leía páginas vacías de un libro interminable, tratando de buscar esta dicha que le trajiste a mi vida, tenemos que cuidar lo que los Dones divinos del universo entregaron a nuestras manos mortales, como quien entrega el juguete más maravilloso y delicado a un par de niños que apenas caminan, así de maravilloso y frágil es el amor.
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