Todo pierde sentido alguno,
se vuelve irreal por sobre todo,
real en una pizca.
Un vaho de incertidumbre
y molestia, con cierto sabor
a angustia y desaliento.
Un espacio de nada,
de infinita nada, donde
ninguna cosa puede
caber, sólo sentir
lo pasado y anhelar el
incierto futuro.
Solamente melancolía
por la vida vivída
por los momentos
pasados, que se alejan
con cada segundo que me
atormentan,
pero que mi memoria aún
me permite recordar, incluso
en este mundo de fantasía
del cuál no parece tener
fin alguno, luego de dar
el primer paso en él.
Del primer paso en él,
sólo te puedo decir una
cosa, que entrarás a
un mundo que carece
de todo sentido y que
muere cuando ya has
dejado de soñarlo,
y desearlo, pues es sólo
el sueño quien de empuja
al viaje del delirio,
dónde la realidad no es,
pero sí lo es el juego.
Este mundo se me confunde
con el real en momentos como
estos, en momentos cuando
te has ido y pareces no
volver jamás,
y que sólo el recuerdo me
regresa tu rostro que aquí
abajo no se encuentra,
y que se ha llevado toda
razón si es que me
quedaba algo en mi interior.
Algún rastro de ella,
ha salido a perseguirte
sin que te dieras cuenta.
Se escurre en la sombras
como un ladrón nocturno,
y se esconde y retuerce
como una rata a punto
de ser servida en el
festín tras la puerta,
que espera eternamente,
mis manos, girar la manecilla
para encontrarte a ti,
desconfiada y distraída
pues aquélla que me quería
salio a vagar junto a la sombra.
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