Cada trenza de tu silencio
se refugia en mi inspiración y
me regala tanta armonía...
olvidando que alguna vez bailé
con frenesí hasta la madrugada,
buscándote entre voces... pero
no era el momento de amarte.
Si quisieras robarme un pedazo
de cielo, te llevarías cada pensamiento
cubierto de buena fe para ti, porque
es mi cielo, el verdadero cómplice
de este encantamiento que siento
cada vez que tomas mi mano... dándome
cuenta, de cuan pequeñas son las mías.
Y la furia del viento,
golpea cada vez mas fuerte
mi pecho perfumado de ti,
para recordarme mientras descubro
siempre tu ceño serio... que este
momento es nuestro y quedará siempre
en el aire, en las pequeñas migas
que se asoman en la ventana, en el tiempo
y en cada frase que trate de irse con el olvido.
Aunque aún no te enteras de
la sutileza con que mis piernas
te buscan en cada sitio que recorro
de tus sábanas, para volver a sentirte
cada vez tan vivo a mi lado... tan digno.
Y la madrugada, astuta,
me sorprende siempre con tus ojos
sobre mi piel, con tu ternura que me
sorprende a ratos, es que eres tan grande
cuando me besas y logro refugiarme para
siempre en tus brazos, para no sentir mas
miedo y para defender lo que me haces sentir,
para defender cada día que pasa, la mujer que soy,
cuando estoy contigo.
|