MENTIRAS
Él la miraba a sus ojos y mentía, y dibujaba con la luz de sus ojos los castillos que Ella siempre soñó y mientras una sonrisa se pintaba en su rostro suavemente, mientras las manos se colaban con las suyas, Él mentía nuevamente para arrancar una sonrisa mas y poden ungir su alma con la alegría de la mujer que amaba, por eso El mentía, en ocasiones la vida no necesita de otra explicación diferente a la vida misma y por eso no hay explicaciones para quien miente para amar más.
El mentía con la desfachatez de quien ama de verdad y construía su amor en mas mentiras que se elevaban al cielo como un clamor y que llenaban su estomago invadido por el hambre y cada vez que regresaba y la puerta se cerraba anunciando su retorno a casa, con la mirada llena de caricias, nuevamente mentía para que Ella soñara que los dos vivían el cuento que su madre le leía mientras la cubría con las mantas hace mucho tiempo, tal vez demasiado, la niñez era solo una sombra que pasó llena de verdades que no recordaba y que prefería cubrir con mas mentiras.
El mentía como único camino para arrinconar el corazón de quien amaba, le contaba de nuevos planes que se inventaba sobre la marcha, le mentía sobre nuevas oportunidades que nunca aparecían, le mentía sobre una escapatoria a una vida que nadie se merecía y que solo se podía fugar con otra mentira, no lo culpen por mentir porque a veces las mentiras son solo pequeñas reparaciones que se hacen en la debilitada estructura del alma, a veces una buena mentira es mejor que una oleada devastadora de verdades.
Ella siempre supo que El mentía pero nunca le importó, el brillo de los ojos de su amado era suficiente y el hambre que llenaba su vajilla no importaba pues saciaba su apetito con sus besos, siempre supo que El mentía y hacía esfuerzos mas allá de sus propias fuerzas para que pensara que Ella le creía, era su forma de pagar la felicidad que los dos construían cada día.
Ella sabía que cada nueva fantasía de El le alegraba el alma y que su propio amor se renovaba con una llama que se consumía con el inexorable frío de la verdad, pero Ella confiaba que el fuego del amor de los dos creara una nueva mentira que avivara la llama nuevamente, así que Ella también aprendió a mentir para ayudarle a El a ocultar la verdad que se colaba por las goteras desvencijadas del techo de su casa.
Ella mentía para servir en la vajilla vacía y compartir un solo plato de mentiras que El disfrutaba a su lado cada día.
Ella mentía para amarlo mas y jugar el juego que los dos había aprendido a jugar para evitar que una ola de verdad invadiera su alma y se llevara el amor que les quedaba.
Ella mentía y El mentía pero un día sin previo aviso para los dos, sin que nadie la invitara, sin el menor esfuerzo, tal vez por debajo de la puerta en un descuido de sus sueños, a pesar de los tapones de amor y de ilusiones, se miraron a los ojos y vieron la verdad desnuda.
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