- ¿Papá,... papá, donde van nuestros tíos, familiares y amigos cuando se elevan y desaparecen?- preguntaba el pequeño.
-Ah hijo mío, ellos van a los cielos – respondió el padre.
-¿Y que son los cielos?,- inquirió el chico.
-Es el lugar donde van los buenos y bondadosos - dijo papá.
-¿Mamá está allá?.
-¡Sí, hijo!
Estas palabras intercambiadas con su padre, hicieron cavilar intensamente al menudo, suspiró con el recuerdo de su madre, la quiso tanto y vio como subía, ¡ahora le hacia tanta falta!.
Pensó que todavía era pequeño, demasiado pequeño como para buscarla siguiendo sus pasos, además, era tan minúscula su boca como para tragar ese alimento...
-Esperare-, dijo.
Ya más grande vio la comida... se acerco con curiosidad y cuidado, entonces advirtió que; un primo de su edad se acercaba a ella decidido, se adelanto presuroso y sin pensarlo, se abalanzó tragándola, sólo en ese momento vio que pendía de un hilo invisible y era alzado con fuerza, mientras su garganta era penetrada por un intenso dolor, trato de zafarse con desesperación, entonces... notó que era sacado del agua.
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