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[C:140000]

Domingo por la tarde, el mes de diciembre decidía marchar y faltaban solo ocho días para que el año culmine.

El sonar se presentaba en mi puerta, y era Marilyn, que venia por mí; el comedor estaba repleto de gente, familiares, que se reunían a almorzar.
Salude, cargue el bronceador, mi traje de baño, y el toallón.

--- ¡dale, dale!--- Se apresuraba a decir Marilyn, con su voz dulce.
--- Tenemos que estar en lo de Caro a las 14:00 en punto y no llegamos---.
--- ¿ Y en que vamos?¡No sabes las ganas que tengo de tomar sol!---. La euforia se notaba a un kilómetro de distancia, estaba muy entusiasmada.
--- Te comente, que la semana pasada estábamos con Paula y Anabel; y estaba él, y me miraba, no sé porque pero me miraba---. Me perdía en el recuerdo y pase por alto el interrogatorio.
--- ¿Quién?, ¿ Lo conozco?, ¿Cómo es?---.
Cuando una brusca sacudida me hace volver en sí.
--- Para, para decime ¿quien es?---.
Rezongue diciendo --- No sé quien es, eso es lo más triste, pero es divino; de eso no te quepa la menor duda, con ese tema nunca me equivoco. Si lo veo esta tarde te lo muestro---


En eso ya habían llegado a lo de Caro, el calor acechaba las mejillas y la gota de traspiración recorría el rostro.

---¿Siempre iguales ustedes, no cambian mas?---. Exclamaba Caro un poco enfadada, al igual que Liz, Abi, y Brenda.
--- Hola chicas, ¿qué hacen?, ¿Ya están los bolsos? ---. Acentué.
--- Si, solo faltan los suyos, dale subilos a la camioneta entonces ya nos vamos ---.


Llega Mario el papá de Caro, quien nos llevaría a al camping, donde fuimos el año pasado. Recuerdo, que en la zona sur, se hallaba la playa, donde había una inmensa montaña de arena, que trepamos, correteamos y hablamos de amor.
En verano, concurrían muchos adolescentes, se podía tomar mates, escuchar algunas bandas de rock y conocer gente, tirarse en la arena y tomar sol.

Subimos a la camioneta, fuimos cantando canciones que se escuchaban de seguido en la emisora. Hablábamos de ir al campo de Liz, de pasar una temporada allí, distraernos en la tranquilidad.

Entre risas, y polvo en las pestañas llegamos... bajamos los bolsos y Mario se fue.
Decidimos dar una vuelta por el camping, y después trasladarnos a la zona de playa localizar un lugar y tomar unos mates. El día estaba espléndido, el sol radiante y las nubes habían dejado de existir.


Estábamos las seis a la orilla del riachuelo, la arena quemaba, y el sol partía, el color bronceado que desteñía la tez blanca.

--- Se acabo el mate ---. No termine de pronunciar la frase, que me vi obligada a toser, una yerbita había atravesado mi garganta. Sentí, una mano en la espalda que daba un golpe en seco, era la tierna de Abi, que se tronaba un tanto violenta.

Luego de este infortunio, me ofrecí a para buscar mas agua, el calor era eminente, y era la única manera de saciar la aridez. Recogí el termo, y Marilyn decidió ir conmigo, conversábamos de mi tragedia y la inaugurábamos con carcajadas; entre todo esto atravesamos la playa y la arena ardía en los pies, los ojos encandilados y el césped a lo lejos.
Pisamos el camping, cargamos agua en un lavatorio que estaba detrás de los baños y fuimos a caminar, a ver con que nos podíamos topar. Al llegar a la misma altura, (pero de lado contrario), mire hacia atrás desinteresadamente, unas voces alcanzaban mis oídos, y era él, con los ojos encendidos por un verde esmeralda, con el color trigo en todo el cuerpo, el cabello castaño claro que hacia un realce con su piel. Un brillo nunca antes visto, en una mirada inocente. Me volteé, como si era un fantasma que me recorría por dentro. Seguimos caminando, hablando de quien sabe que cosa, mi mente solo podía percatar su rostro, su belleza divina. Antes de llegar a la tranquera, encontramos unos amigos, y decidimos parar a saludar.


--- ¡Hey, mauro!¿, ¿Cómo andas?---. Dije y vi como él nos pasaba por al lado.
--- Bien, ¿y vos?---. Lanzando una mirada punzante. Mauro era un buen amigo, nos conocíamos desde la primaria, no me podía enamorar.
--- Vinimos con las chicas, estamos en la playa ---.

Y con dos besos en las mejillas, (sofocadas por el calor) nos marchamos, y aproveche para contar a Marilyn lo sucedido.

--- Venia tras nuestro, ¿ lo viste?---.
--- No, ¿de quien me hablas?---. Un poco desorbitada, en su mundo siempre tan colgada.
--- Él ---. Pronuncie ligeramente.--- el chico del cual te hable, seguro lo encontramos por ahí ---. Esas palabras solo eran mi propio consuelo, no me creía capaz de ni siquiera robarle el saludo.


Llegadas al lugar donde estaban las demás, y mis ojos con un toque de marrón podía percibir, que él estaba delante de mis amigas, era cosa del destino; pero hasta el momento solo podía apreciar, no estaba en mis manos, pero tal vez, podría encontrar un hola suelto y correr hasta él con un simple tartamudeo. ¡ Que tonta!. Y envestida, por la confusión colérica, me senté en la arena, esperar por lago que nunca iba a alcanzar.
Inadvertidamente, había una conexión entre los dos grupos, me había perdido de una presentación que para mí era oficial. Perspicazmente, escucho que Abi decía:

--- Veni, que los chicos te quieren conocer ---.
--- ¿A mí?---. Repliqué, y ahora si, cada vez entendía menos; no podía estar sucediendo, no a mí.
Decidí incorporarme, y estrechar un saludo seguro, firme, comencé con Manuel, Ale, Fernando, y lo tan buscado había llegado. Rozar su piel, ensanchar mis labios en sus pómulos y ponerle fin a la gran incógnita de saber su nombre y con mucha suerte, un poco mas de él.
La mirada atontada, el ceño sorprendido, de que la posibilidad este frente a mí, inmóvil; solo bastaban unas palabras de que mi boca habrían de escapar, y así fue. Un ¡hola!, Seria el comienzo y el final del día.

--- ¡Hola!, Julieta ---. Exclame con voz de conversación.
---¡Hola!, Gonzalo ---. Una replica, el saludo había sido; y note sus labios en mi, sentí que los había encontrado, que eran para mí. Pero solo era una vaga imagen que se cruzo en ese frente que generamos al dar un vistazo.
Abi, estaba más social que nunca, ella también había sido encantada, pero con la diferencia de que me atormentaba la timidez, y a ella una efusión de hormonas. Siempre fue así, ya había estado con varios chicos, así que eso no era problema.

Jugamos a mezclar palabras, con la fijeza en la sonrisa mas halla de una risa; ya estaba enamorada, su corazón magnetizaba al mío, lo seducía con el juego del amor, de la belleza divina ¡qué tonta!. Incrédula, nunca antes había visto al demonio reverenciarse por un beso, por un corazón al acecho.
Pequeños detalles de los que hoy me percato y me aborrece recordar la tontedad de mi cielo.
Las horas fueron transcurriendo, las respuestas le fui dando; “ de tomar mates en mi casa”, “de pasarme a visitar”. Pero mi pensar, solo era un mal espejismo, un oasis en pleno verano. Promesas que no resultarían, escenas que nunca serian filmadas.
Y la noche nos ataviaba, con luces coloridas, ella se plantaba y el adiós partía.
Recuerdo el guión que constataba de una línea principal:

--- Esta semana voy a tu casa esperáme ---.

No faltaban mas datos, no era necesario el estudio de una geografía, ni planos atravesados por rectas, y paralelas formando la perpendicular, nada de esto era necesario.

Y me marché, con le corazón estremecido, con el corazón afligido, con el aliento latente por una sensación tan fresca. Era experimentar con los reactivos, y formar la sal, que seria gruesa y disuelta en el mar.

Balbuceo nebuloso, abrumante, no me dejaba caminar; sin nombrar alguna pericia. Según ellas: “ me había ganado el premio mayor”. Había logrado retener su atención con sutileza, cada movimiento fue admirable; capaz de conquistar el amor, pero no su corazón.

Regresamos a casa, y de lo único que se hablo fue de lo acontecido.

--- ¿Y como se llama?, Y ¿ de qué hablaste?, Y ¿ va a ir a tu casa? ---.

No fueron muchas las respuestas que lancé, estaba en un mundo que él había dibujado porque yo había imaginado.

Retorne, a mi casa aturdida, por la vehemencia. Era de esas, que se paraba ante el espejo y le gustaba recordar algunas palabras dichas, ver gesticular el rostro y apreciar la vivacidad de una actuación.

Y así se hicieron como las doce de la noche, y decidí ir a dormir, aunque el sueño no podía concebir.

Pasaron algunos días, exactamente fueron tres, (como no recordarlo).
Disipé asistir a misa, fui con un amigo, pero no le comente nada al respecto; creí que solo era una tontería. Que tal vez, nunca lo volvería a ver, y ese momento solo había sido parte del día, "un día especial".
Las horas se escurrieron, y al establecerme en mi domicilio, me dirigí a cenar con mi familia. Luego de esto me quede mirando una película, que por cierto, llamo mi atención; ya que presentaban un deporte del todo raro, era una combinación extraña, entre al básquetbol y el béisbol. Ya a mitad de mi recreación, y cuando el reloj marcaba justo las 23:10hs. ; veo que una figura avanzaba en la vereda, y aunque no divise al individuo, sentí acelerarse la respiración, que mi corazón latía inevitablemente, que presentía, que sabia.
Sonó la puerta, y mi pequeña hermana, fue a recibir el llamado, lo único que oí fue:

--- Si esta, espera que la busco ---. Elocuencia desnuda, para apresurar mi ritmo cardiaco por mas calma que tuviese.

Enfrenté, la realidad; por más ficticia que pareciera. Me adelante hacia el umbral, y estaba allí, con el cuerpo invariable que lo sostenía, una mirada menguada, pero en el fondo perspicaz; estrechando así un:

--- ¡Hola! ---. Saludo común, sin embargo para mí era ideal.
Respuesta tonta, que salto de mi boca para descansar en sus oídos.

--- ¡Hola! ---. Y sin mas, porque ya estaba todo dicho, lo invite a pasar. Se asomaban voces, eran los demás desde el vehículo que se aproximaban a nosotros.
El mate recorrió, la ronda unas cuantas veces. Y a mi derecha, la divinidad, tan fresca, inhumana, con vergüenza de soltar la voz que vuele en el aire hasta encontrar la sentencia.

Y sus amigos concluyen ir, ¡ir! , No sé dónde pero ir. Se escabulleron como día de la noche.

Y el verbo se presenta como en una oración, idas y vueltas, venidas y avenidas. La mirada intensificada, me quería robar un beso, pero no fluía, tenia miedo: de que la magia se acabe, que el amor no vuelva, cuando nunca vino. La propuesta arribo mis ojos, verla ahí tirada en la mesa que no existía. Intente decir que si, sus labios estaban envueltos y desenvueltos; su respiración transitaba mi incertidumbre, mi falta de experiencia.
Eras el primero que llegaba, que se posaba en mi.

Comenzó todo, fue el inicio del fin.

Días y meses pasaban, y la acción desinteresada a la hora de amar, el beso fingido, el oído sordo y todo parecían tan perfecto. Cuando tus manos, se deslizaban en mi piel, rozaban el pecho, y se recostaban en él. El cuerpo desesperado, comenzaba a correr, la estática lo detenía y se postraba en él. Querías apoderarte de mi alma, y que nadie mas pueda soñarla, solo por ganas, por egoísmo, por sexo; pero todo ello no era suficiente. Ni siquiera pensabas en mi, ni en el amor que resguardaba; que siempre estuvo desde aquí no desde allí.

Te fuiste, así, como llagaste a ese umbral, con la fijeza en lo bajo; con el invierno encima. Dejando atrás el verano vacío cargado de tanta nada.



























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Texto agregado el 13-09-2005, y leído por 137 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
19-10-2005 wow! una propuesta diferente con una historia interesante... algo enredado si, pero bueno, mis* denada
28-09-2005 Linda historia, llena de amor y desolación al final. Te dire mi querida que me gusto, pero esta algo muy enrredado y dificil de entender, lo he leido 2 veses. mis***** son merecidas para ti besitos nilda nilda
 
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