fría y obscura caía la noche,
era invierno y los árboles hablaban por sí mismos,
sus hojas habían caído manifestando el invierno éllos mismos,
mi alma desolada ascendía al fin a su juicio.
mi mente intranquila se mostraba,
pensamientos divagaban por mi mente,
eran cientos de ellos que apenas podía verlos,
la concentración se perdía en la locura.
al fin había sucedido lo que tanto temí,
era mi día,
ascendía vertiginosamente,
y mi mente confundida estaba.
recordaba pasajes que pasaban por mi mente,
escenas desconocidas e incognitas de mi vida,
todo pasaba tan de prisa,
en un instante veía toda mi vida.
veía la verdad, la mentira,
el éxito y el fracaso que alguna vez existió en mi,
y que ahora eran solo recuerdos vagos e insensibles,
eran parte mi y ahora me recordaban quien fui y quien soy.
temeroso de aquellas escenas impúdicas e impropias de mi pensamiento,
escalofríos invadían mi alma,
mi cuerpo yacía tendido en aquel frío lugar,
donde mi espíritu por fin se liberó.
sabía que mi juicio llegaría pronto,
sería juzgado por mis pecados,
sería premiado por mis buenas obras,
pero al final,
habría un equilibrio entre lo bueno y lo malo.
se me juzgaría haciendo un balance de mis obras,
se contarían mis obras buenas y mis obras malas,
el juez pondría en la balanza todas mis obras,
las contaría una por una.
obras buenas y obras malas,
el consentimiento de mi juicio lo haría él,
solo él y nadie mas,
no existiría intermediario,
no habría fianza esta vez.
solo estaría el juez y yo,
y nadie más,
el juicio sería perfecto,
no habría error o duda alguna,
después de eso no habría apelación.
no existiría otro juicio mas que éste,
y no habría otro después,
no hay error, no hay dudas,
es el juez perfecto.
yo tan solo estaría siendo juzgado,
por toda una vida,
por cada una de mis acciones,
a cada una se le pondría un valor,
a las buenas y a las malas.
todas se sumarían,
se pondrían en una balanza,
desearía que la balanza se inclinara
al lado positivo,
al lado del cielo.
no hay medias tintas,
el cielo o el infierno,
y nada más,
no hay testigos,
no hay trampas,
no hay fraudes,
no hay testigos comprados.
solo juez y nada mas,
que también él es testigo,
perfecta es su decisión,
innapelable es su decisión,
perfecta e innequivocable es.
su decisión sería mi gloria,
o mi ruina,
yo estaría consciente de la decisión,
somos el destino innevitable de nuestras acciones,
cierto?
eso es todo y nada más,
tarde o temprano pagaría por mis acciones,
hoy es el momento,
este momento es justo ahora,
ahora es.
el juez se acerca,
majestuoso e imponente es,
estoy temblando,
no me atrevo a mirarlo a los ojos,
ni siquiera sus sandalias.
solo percibo su sombra,
que yace tendida en el suelo,
acercándose lentamente hacia mi,
cada vez más cercas.
mi temperatura comienza a elvarse,
empiezo a sudar,
comienzo a temblar,
mis movimientos no tienen control,
no logro controlar mis movimientos.
el juez está aquí,
yo... simplemente tengo miedo,
mis acciones revelan la maldad,
la maldad que hay en mi.
pero, qué, he pecado?
yo simplemente he vivido,
he tratado de vivir,
comienzo a llorar,
imploro misericordia.
perdón, suplico por favor,
...
el juez ha dado su dictamen,
el dictamen es....
...despierto al fin,
asustado suplico perdón,
y me encomiendo al señor.
mi vida,
mis pensamientos,
mi corazón,
y todo mi ser,
amen. |