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Detrás de la casa


Abrió la puerta posterior de la casa para salir al traspatio. Desde ahí escuchó el ruido de la alarma como un canto ahogado. Pasaba de la media noche y el cielo brillaba intermitente y triste; a pesar de todo él estaba distraído. Se sentó sobre el suelo y el viento le pegó en la cara.

Nasif supo que la guerra había comenzado la noche anterior porque escuchó un estruendo, entonces, se asomó al cielo y vio luces rojas detrás de las nubes. Se estremeció.

Desde el patio de atrás, en su pequeña
casa, podía ver el horizonte que cambiaba poco a poco de un azul oscuro pero limpio a un gris triste y, luego, al negro.

-Parece que llora en silencio -dijo para sí mismo-, igual a las sirenas que, insistentes, inundan la ciudad.

Pasaron algunos minutos y las luces seguían lastimando su espacio. Se acostó y sintió la tierra tibia a sus espaldas. Un estruendo le retumbó en los oídos. Una luz roja, intensa, deslumbró su mirada.

-Esa explosión estuvo cerca -pensó resignado.

A sus treinta y cuatro años los días corrían iguales unos de otros. Su cuerpo delgado y su cara demacrada se dibujaban a medias bajo el diluvio de explosiones que se sucedían en el cielo. Sus ojos estaban secos y no transmitían un solo sentimiento. Los rayos de luz saturaban su mirada e iban seguidos de chillidos agudos y explosiones. Él permanecía estoico. Se sentó otra vez y su mirada se clavó en el horizonte. Sacó el último cigarrillo que tenía y lo encendió. Aspiró profundo y mantuvo la respiración unos segundos, después sacó el humo de a poco y se embelesó viendo cómo se desvanecía en el aire. Pensó que eso era la vida. Sonrió.

Una nueva explosión se escuchó más cerca y él se aferró a la tierra como si alguien intentara robarla. Después cerró los ojos y oró. Con suerte, dijo al terminar su plegaria, la próxima bomba caerá en mi casa. No quiero ver el amanecer ni ser testigo de mi cuidad destruida.

Nasif, se quedó sentado con la vista clavada en el cielo, esperando que su oración fuese escuchada, anhelando que la muerte llegara al traspatio de su casa.

Texto agregado el 05-10-2003, y leído por 552 visitantes. (11 votos)


Lectores Opinan
23-01-2004 te explico mis **: me gusta el fondo, pero no la forma; considero que hay precipitación al contar las cosas, que con algo de puntuación diversa por el texto, se corregiría (o al menos, eso hago yo y creo que funciona holgadamente: da mucho juego forzar la velocidad de lectura del que lee). Pero que está bien, eh? no te enojes... doratar
28-12-2003 querido miedoso: lamento el error al escribir mi texto en MAYUSCULA!!!!!!, es que las letras se agrandan en mi boca. Hay una posibilidad de PERDON????? lagriega
21-11-2003 De gran calidad literaria este fragmento. gatelgto
18-11-2003 ¡Muy buen relato! En realidad él sabía que efectivamente le estaban robando la casa. ¡Felicitaciones! Saludos, Praprique
29-10-2003 Este es un relato hermoso, muy triste. Es un cuento que evidentemente se originó en una inigualable mente. No soy muy bueno comentando, pero hago todo lo que puedo cuando los textos me han nutrido al grado de creer vivirlos. Lo agradezco y felcito. Un abrazo Ocalf norbac. Naufrago
 
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