Entonces me convertí en aire: Una mezcla de elementos capaces de ser libres. Fui libre por primera vez. Recorrí campos, montañas, laderas... Dejé que me aspirararas y que te llenaras de mí; embriagué tu ser con el perfume de mi alma libre, dejé que conocieras mi libertad. Tras la metamorfosis, olvidé la soledad y el descontento de la vida humana. Me volví aire y por fin supe que hacer conmigo. Soplé tranquila y turbulenta como mi alma... ... Hoy vulevo a ser el montón de huesos que fui antes; pero un montón de huesos que fue aire... feliz aire.
Texto agregado el 12-09-2005, y leído por 101 visitantes. (2 votos)