Los relojes no sirven para la medición del tiempo.

Nadie puede afirmar que la misma vuelta de la manecilla pequeña del reloj, mida idéntica cantidad de tiempo para el artista que para el contador que rellena un formulario de ingresos brutos.

Por falacias como esta, la gente posee el sentido distorsionado de que una larga vida equivale a una cierta cantidad de giros de 360º de dicha aguja (el ejemplo clásico son 700.800), aún cuando todos ellos carecieron totalmente de trascendencia y significado.

En algún libro se expresa que la vida se mide en hitos, y que la densidad del tiempo es directamente proporcional a la cantidad de los mismos en un determinado período.

La leyenda cuenta de una clepsidra, que logra medir el tiempo con mayor exactitud, ajustando el paso del líquido según las vivencias importantes y reales de su poseedor.

Hasta ahora, dicen, nadie se animó a usarla.

GG