El tiempo discurre y todo cambia,
el viento se mueve y no todo es tan malo,
los momentos que faltan están por llegar
y estas tú, efímera como el aliento que me robas.
No queda tiempo para casi nada,
las muestras de cariño son insuficientes,
mal vistas, degradadas al grado animal
de la ignominia conductual aculturada.
Lo sé, lo lamento demasiado,
pero no quedan muchas opciones,
no puedo estar dentro, no debo estar fuera
nos pueden mirar y eso, pesa demasiado.
Estamos estancados en el oprobio,
todo cuanto hagamos parece inapropiado,
no puedo hacer más, lo sentimos todos y esto
es por ahora suficiente para mí,
me canso de pensarlo siquiera.
¿Hasta donde llegará?
¿La presencia inoportuna, precavida y desconfiada?
No creo que valga forzar demasiado las cosas
donde no se es bienvenido, es todo porque nunca me sentí tan vulnerado al querer hacer las cosas que siento, por ser feliz. |