La mayoría de las personas sentían recelo por las relaciones amorosas cibernéticas, pero Taniastar era la excepción. Ella estaba convencida de la efectividad de la Internet en la búsqueda de la pareja perfecta.
Dispuesta estaba a gastar todo su dinero y esfuerzos en la búsqueda de su media naranja.
Día tras día continuaba en su labor, compartía sus momentos de ocio con su computadora, la pobrecita era su mejor aliada. Así, proseguía con su abnegada tarea, hasta que una noche encontró un correo electrónico encabezado por las siguientes letras rojas: "Hola, me encantaría conoceros". Inmediatamente, leyó el contenido del mensaje y observó la foto adjuntada. El mensaje decía, mi nombre es: Gary, mido 1:70 cms., soy un ingeniero español, tengo 30 años, ojos grises, cabello castaño
y busco una chica para matrimonio".
Tania pensaba que el español era perfecto para ella y su búsqueda a lo mejor terminaría.
Desde aquel día el intercambio de correos entre ellos se hizo una rutina. Chateaban los siete días de la semana. Increíble resultaba, pero los constantes chateos hicieron renacer el amor y fortalecieron la confianza.
Para ella , la ardua búsqueda había finalizado y la satisfacción del deber cumplido se plasmaba en su atractivo rostro, iluminado por unos profundos ojos avellana.
Los padres de Tania sentían desconfianza por esa clase de encuentros amorosas porque habían escuchado por los noticieros televisivos, la alta peligrosidad de las citas por la red. Miles de consejos dieron a su hija, pero ella cerró sus oídos y siguió los consejos de su corazón. Segura estaba de contar con el amor de Gary. ¡Dios lo había puesto en su camino!
Al llegar la medianoche apagaba su computadora, le daba un beso a la foto de Gary y se entregaba en los brazos de Morfeo.
Mientras tanto a miles de Kilómetros de distancia, Gary no podía conciliar el sueño, la curiosidad, la incertidumbre y el deseo se habían apoderado de él. Solo pensaba en los hermosos ojos avellana.
Ambos soñaban con el día del encuentro. Se enfrentarían cara a cara , protagonizarían un duelo donde sus cuerpos caerían heridos por las balas del amor. Sus besos serían interminables, palparían sus siluetas una y otra vez. La llama del amor los consumiría como el fuego consume los cirios y al final un manantial de sudor sería la única huella del estallido de pasión.
¡Por fin llegó el día soñado! Los chicos cibernéticos se conocerían en el aeropuerto "Tocumen" a las 10:00 de la mañana en la sala de espera de los vuelos "La Madrileña".
A las 10:30 de la mañana los pasajeros del vuelo 498 atravesaban las aduanas del aeropuerto.
Desde la distancia Gary distinguió a la joven, esa era Tania,"¡Cielos! Lucía similar a las fotografías, pero horror de los horrores, era más alta que él, quizás unos 5 centímetros y para colmo tenía una sonrisa de hojalata donde las luces de las lámparas del aeropuerto se reflejaban".
En una milésima de segundos el chico pasó de ilusión a la desilusión. Lo único importante para él, era salir del sitio sin ser visto por la joven. Rápidamente se deslizó hacia los baños y esperó hasta que...
La ilusionada chica seguía de pies mirando con nerviosismo la cara de cada uno de los pasajeros del vuelo 498, pero Gary nunca apareció. El bandido regresó al día siguiente a su Patria y Tania cansada de esperar y con el corazón partido caminó lentamente hacia la salida del aeropuerto, sacó con desdén la foto de Gary y la arrojó en el primer tinaco de basura a su paso.