El joven entró de un salto en el salón periódico en mano. “¿Has leído esto?”, le preguntó a un hombre maduro y apuesto quien se hallaba leyendo en un cómodo sillón. “No”, le respondió este, “¿qué es?”. El joven se pasó la mano por la frente dejando una leve marca de la tinta del diario. Esbozando una sonrisa le pasó el periódico. “Anda, lee este titular”, le dijo, a la par que le señalaba una noticia de portada. El hombre dejó su libro en una mesita auxiliar, entre lo que parecía un interfono y una bandejita con una copa y una botella de oporto. Se colocó bien las gafas en un gesto coqueto y, ordenando las páginas del diario, leyó en voz alta: “California aprueba la ley de matrimonio homosexual”. En cuanto leyó el titular, el que ha sido el amo de la noche durante años miró al joven sin poder disimular el brillo que otorgan unas tímidas lágrimas que comienzan a brotar. El joven le miraba alborozado, un tanto ruborizado y con la mirada expectante, esperando una respuesta. El hombre musitó un “Sí, claro que sí...” mientras esbozaba una sonrisa feliz. Se inclinó sobre la mesita y, apretando un botón del interfono, dijo:


—Alfred... Alfred, nos vamos a California. Prepara el batmóvil.