Alguien me dijo un día que no había que preocuparse por los problemas, que había que tomárselo todo mas filosóficamente, que si un problema tenia solución, no valía la pena preocuparse, ya que si tenia solución seguramente se solucionaría y si el problema no tenia solución, pues nada, no había que preocuparse tampoco ya que si no se podía resolver era mejor dejarlo pasar.
Pues bien, ahora me gustaría ver a esa persona que en aquel momento me dijo esas palabras. Me encantaría hacerle la siguientes preguntas, ¿Qué hacer cuando el problema no es uno sino muchos a la vez?, ¿tengo derecho a preocuparme?, ¿realmente el que dijo eso se lo creía?
Creo que esa aptitud aunque positiva delante de la vida, es un poco cobarde, creo que los problemas hacen que nos superemos día a día, y pasar de ellos nos hace estar ligados al problema en la distancia, no nos deja evolucionar, nos deja atados al cordón umbilical de nuestra niñez y de una inmadurez que debemos superar.
Esta aptitud se puede mirar de la misma manera con el miedo. ¿Qué hacer cuando se tiene miedo?, huir, salir corriendo, mirar a otro lado. Creo que escapar tampoco es la mejor situación de superarlo. Enfrentarse, ver de que estas hecho.
Pienso que el miedo es la antesala de la alegría, de la inyección de adrenalina que nuestro cuerpo pide a gritos de vez en cuando.
Un ejemplo claro es cuando estas en un puente atado y tienes que saltar, aunque lo hagas miles de veces, siempre sientes un miedo terrible a la caída, a la altura, los pies te pesan y no te dejan dar el salto, el paso al vació y cuando te llenas de fuerzas y caes, el cuerpo y la mente sienten una sensación inexplicable, todos los sentidos cobran vida a la vez y te liberas de todo y todos.
Creo que la gente, yo mismo me incluyo, debería dar pasos al vacío frente a los problemas y frente al miedo, todo lo que no sea dar ese paso es no vivir
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