Cuando la derrota de dos amantes precede a la razón solo hay una forma de volver a ella, escribiendo con el corazón y con toda la rabia que en ellos se alberga.
Y como una carta siempre trae otra consigo, una respuesta que se escribe cuando uno esta cegado por el dolor, cuando se ha tocado el orgullo.
Dos cartas o carta para dos:
De él para ella:
Paso los días en la prisión de tu indiferencia donde he preferido morir a tener que seguir rogando por amor.
Dime como se siente. . .
Como se siente amar y tener que mirar atrás. Si se siente bien, si estas satisfecha con lo que has logrado.
Dime si estas orgullosa de haber entregado tu amor desinteresadamente, sin amor, dime si la aventura te pago con creces que me dejaras así.
Dime si por las noches dejaste de llorar y por las mañanas has logrado cantar; si entre tus locos sueños sonreíste o si talvez te estremeciste por amor.
Dime si comer ha tomado sentido y si respirar sigue siendo necesario, si al menos tienes en tus manos ya su corazón ganado, si eres dueña de sus besos.
No mi amor, no es así, no es mi humillación para ti, después de todo fuiste tu quien decidió dar un paso adelante y dejar todo esto atrás. Pero diste dos y soy yo ahora quien te mira detrás.
Llora, llora mi amor, pero antes tendrás que decirme si me extrañaras o si solo seré el dolor de cabeza cuando él te pregunte si todo esta bien.
Lo único que lamento es no poder ser el príncipe que te rescate de tu dolor, de tu pena, porque esta vez yo solo soy un hombre enamorado, perdido por tu mala decisión.
Y espero que algún día dejaras de portarte como un animal, porque no somos solo piel y huesos.
Dime amor, dime ¿Cómo se siente? ¿Cómo estas hoy?
Con lo que queda de amor Armando
De ella para él:
Paso las noches en brazos de la soledad, soñando con escapar a tener que seguir rogando que vuelvas a mí.
Dime amor, dime si mis ambiciones de una vida mejor te cortaron las alas, dejando todo en el olvido; porque no fue así, no fue mi intención primera.
Tu que solo construiste castillos entre nubes, tu que me alimentaste de esperanza y que fue cobijo nuestro amor, el mismo que encendía la hoguera de cada día. Te juro que fue suficiente, juro que lo era, pero las cosas cambian y aunque ya no importa el tiempo, tú fuiste el que me enseño a ignorar el pasado. Pasado en el que ahora se escribe tú nombre y tú historia.
No mi amor, no me engañaras, no me harás llorar otra vez, no seré culpable de tus errores ya no más.
Porque cuando la decidía se disfraza de amor asesina la pasión y todo después se desvanece.
Aún hoy lloro a tu recuerdo y alguna que otra vez me reprocho en silencio, pero eso no te da derecho de atormentarme en mi vida.
Y de él, de él no debieras preocuparte porque nunca fue una amenaza pero si una salida. Con él no te involucres, no forma parte de esta historia.
No mi amor no es mi rencor para ti, si fuiste tu quien prefirió no hacer nada, solo un drama de nuestro amor, una amarga parodia de lo que no se debe de hacer.
Pero dime tu ahora, si tan bien te hace sentir mi pena, dime si era necesario hablarme así, si era realmente necesario clavar más hondo la daga.
Lo único que lamento es no ver lo que todavía finges, luchar, cuando no tienes el valor siquiera de desenvainar la espada.
¿Quieres ser un héroe? ¿Quieres ser un príncipe?
Ven por mi, no solo amenaces, aquí te espero, demuéstrame que eres más hombre, que eres un caballero.
Porque talvez yo si me deje llevar por mis instintos pero tu. . .
Tú no eres ni la sombra de un cobarde.
Con lo que queda de amor Daniela
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