Con la paciencia y prolijidad que siempre lo caracterizaron, el Profesor Otto Hoffman procede a comprimir delicadamente el cuerpo del arácnido con la pequeña espátula de madera, toma la tercera pata del insecto con los dedos índice y medio y con un certero movimiento de su mano izquierda la desprende.
Hecho esto, con la misma espátula da un golpe firme en el vaso vacío produciendo un sonido agudo, quebrado, de poca resonancia y duración, pero suficiente para que la araña objeto de experimentación se alarme e intente movilizarse con las patas restantes.
El Profesor deja la recién desprendida junto a las dos anteriormente extraídas, delicadamente se arregla las gafas, mira su muñeca y en la libreta de apuntes escribe con perfecta caligrafía y excelente ortografía:
“Procedimiento 8º. (Hora 19:17): Continuando con la desmembración del elemento de estudio, confirmamos que persiste la relación causa-efecto al generar excitación sonora. Los evidentes reflejos de alerta y defensivos confirman y nos aseguran la persistencia de las vías aurículo-sensitivas en actividad.”
Hechas estas apreciaciones, pone el lápiz en el medio de la libreta, la cierra suavemente y la coloca en el borde izquierdo de la mesa de experimentación, junto al cenicero, entre la lámpara y los fósforos, a una distancia absolutamente equidistante de cada uno, no sin antes pasar varias veces la mano por la mesa para asegurarse de que la superficie esta limpia. Absolutamente ensimismado en sus experimentos continua una a una quitando las patas, generando el ruido en el vaso y efectuando las anotaciones correspondientes, sin perder detalle. Al quitar la última pata, el sonido no genera movimientos en lo que queda del arácnido. Se ajusta nuevamente las gafas, su cara adquiere un aspecto de interés desusado para un hombre de su frialdad científica y vuelve a golpear el vaso.
Nuevamente los restos del insecto no se mueven. Repite esta secuencia varias veces y con cierto nerviosismo, mira su muñeca, toma la libreta y escribe con la conocida prolijidad, excelente ortografía y perfecta caligrafía;
“Procedimiento final (Hora 15:08): Retirada que fue la última de las patas del arácnido, este no ha demostrado ninguna reacción defensiva a la excitación sonora, detalle que para confirmación definitiva fue repetida en seis ocasiones. Con lo que la hipótesis mencionada al inicio de la experimentación ha sido claramente confirmada una vez mas: la exéresis de las patas del arácnido producen una sordera definitiva en el insecto.”
Escrito esto, permaneció observando con indisimulado placer el resultado de su investigación, los codos apoyados en la mesa, las manos en los costados de su cara levantando levemente las gafas por las patillas. Desde la mesa, la única lámpara ilumina su cuerpo generando una larga sombra que recorre el suelo y se eleva por la pared contraria, sucia y descascarada. Unos instantes después, enciende un cigarrillo y deja escapar el humo lentamente, acariciando su libreta de apuntes, satisfecho. La sombra también fuma.
El silencio, principal compañero del estudio, transitoriamente perturbado por el tañir cascado del vaso, es quebrado violentamente por el ruido del plato de lata con la cena, que al pasar por el hueco de la reja pega en los barrotes y cae al piso. Esto ni siquiera inmuta al Profesor que sigue absorto en sus elucubraciones.
Pedro, el enfermero del turno de la noche miró brevemente al interno con una mezcla de indiferencia y desprecio, no detectó ninguna anomalía y siguió su ronda entonando suavemente el estribillo de un bolero clásico.
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