Es mala respiración,
El cambio cardiaco,
Es una obsesión.
Encerrado en la habitación,
Con el movimiento de un autista,
Con orina en el pantalón.
Mil ocurrencias se escapan,
Con los ojos como platos,
Hay un alto para el perdón.
El recuerdo de lo que viene a continuación,
Sin métrica, orden o razón,
Sólo la queja, hija de la consternación.
Mezcla de lobo y de cordero,
Mi mirada algo expresa,
Aunque ni yo la entienda.
Miedo al dolor,
Máquina infernal,
Y a fracasar.
Obsesión con tentáculos,
Falto de talento,
Y de fondo blanco.
Palabras incoherentes,
Errores impertinentes,
Imaginaciones y entes.
El impulso compulsivo
De un loco maniaco y depresivo;
Y la culpa de una canción,
Con bigote lamentable sobre el labio superior.
Monotonía cíclica,
Ingeniería artística intuitiva,
Artesano, farsante y calculador.
Me protejo con las manos,
Masa de carne balbuceante,
Y espero tu abrazo reconciliador.
Bolígrafo errático,
Monstruo ortográfico,
Insulso orgásmico.
Luz que quema la piel blanca,
Ojos cegados por lágrimas que no caen,
Cosquilleo absurdo que no hace ni puta gracia.
Horror y error, todo ello estúpido,
Falso blanco subversivo,
Fuerte impulso carótido.
Caos reinante y anarquía imperante,
De sueños soy un comerciante,
Pero abandono al instante.
Que sombras tan seductoras sobre mi mano,
Quizás cobren vida, me posean y me maten.
Quiero hundir mi rostro en tu pecho,
Y que mi cara se moje con mis lágrimas,
Y llorar hasta que se acabe el dolor.
Necesito beber de tí,
Vivir por tí,
Sobrevivir para tí.
Sé que mi amor es egoísta,
Pero a veces siento tanto dolor,
Que necesito actuar de esta manera injusta.
Sé que no existe la perfección.
Pero es tal mi obsesión,
Que estoy perdiendo el derecho de algo mejor.
Sé que tengo tu perdón,
Pero el dolor que hay en mi corazón,
Casi me ha perdido en el camino a la salvación.
Tengo que buscar drogas y fórmulas,
Para esta noche descansar,
Y hacer cesar estas torturas.
Tengo una sensación,
Perdida lucidez, cordura y razón,
Presa soy de la obsesión.
Movimientos ajenos a mí mismo,
Compulsivos, repulsivos e intuitivos.
La botella vacía en la mesa,
Miedo a los gritos en el callejón,
A encontrar mi futuro en un oscuro rincón.
Horrible mi destino de mañana,
Condenado a pensar en nada,
Bañado por vapor oscuro y sudor frío.
Acurrucado en un callejón,
Temblando de frío,
Te pido que te apiades y vengas a darme calor.
Este desequilibrio toca ya a su fin,
Sólo tiene un nombre: obsesión,
Su remedio es tu compasión. |