Oscuras sombras
te perseguían
aquella noche.
"Puedes huir,
puedes correr,
pero te seguiremos
hasta el fin
de tus días".
Decían mientras
huías.
Fue entonces
cuando una luz
consiguió
disipar esas
sombras de duda;
y la fuente de luz
descendía;
y tenía alas;
y sólo acertaste
a decir una palabra:
Aingeru
Texto agregado el 09-09-2005, y leído por 131
visitantes. (2 votos)