- Es triste, ¿verdad?
- ¿Qué cosa?
- El mundo…
- ¿En qué sentido?
- ¿Me estas escuchando, o estas enfrascado en esa computadora?
- Puedo hacer ambas cosas. Leo con los ojos y escribo con los dedos. Para ti, soy todo oídos.
- ¿Si?
- …
- ¿Qué estaba diciendo?
- Estabas a punto de decirme el cristal con el que miras el mundo, que te hace verlo triste…
- mmm…
- ¿Y?
- Bueno, no me refería al mundo en sí, sino a la humanidad…
- ¿En qué aspecto?
- El destino…
- El destino es la excusa o el argumento de quienes se confían en el azar.
- Bueno, digamos el futuro…
- ¿Qué tiene el futuro?
- Y nada… que me pregunto a donde irá a parar este mundo…
- ¿Específicamente?
- Ah, pero no preguntes, es decir, asume, te estoy hablando de todo el mundo, la gente, en qué irá a parar la gente…
- ¿En el sentido social? Creo que vamos a volver a la época de las pequeñas comunidades, las ciudades son mas difíciles de sustentar, los precios son mas altos que en los pueblos, en cuanto a comida se refiere. En el sentido tecnológico creo que unos tendrán una mejor calidad de vida a costa de la miseria de otros y—
- Basta.
- …
- …
- No veo el punto de preguntar si no quieres oír la respuesta.
- Es que no entiendes a lo que me refiero…
- Entonces, ¿a qué te refieres?
- Mira, ya los niños no se bañan en la lluvia, ya la gente ni siquiera sabe el nombre de sus vecinos, los viejos ya no son venerados…
- La contaminación en el aire, gracias a las grandes fábricas hace que el agua de lluvia sea poco saludable, por lo que es mejor no bañarse con ella; hay mucha gente en las ciudades: viciosos, locos, criminales, y, en mayor medida, buenas personas, pero es mejor no arriesgarse, además, el elevado costo de vida hace que la gente deba trabajar mas y mas horas, lo que le deja poco tiempo para hacer vida social; y, en definitiva, los ancianos no son económicamente productivos, por lo que no es conveniente, en el plano económico claro está, tenerlos cerca—
- Cállate.
- Entonces, ¿para qué carajos me preguntas?
- Solo quería conversar.
- Estamos conversando.
- Tú no me entiendes.
- …
- Mejor me voy.
- Bueno, te acompaño a la puerta… Nos vemos.
- Mañana vengo por acá.
- Bien, haré más café.
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