De un rosal te suelen escoger
siendo las más bella,
la más sencilla,
la más sencible.
Pero sin darse cuenta van desgastando
poco a poco,
tu suave figura.
Tus dulces y deliciosos pétalos se van disolviendo
como la noche del día...
y cuando han decidido huir,
porque ni siquiera has dejado huellas,
porque ni siquiera floreces,
porque ni siquiera has dado frutos.
Se preguntan...
¿por qué te escogí?
Habiendo tantas.
¿Por qué te deshoje?
Habiendo tantos pétalos.
¿Por qué huí?
Habiendo tantas salidas.
Texto agregado el 09-09-2005, y leído por 133
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