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A mis hijos.
En el preciso instante en que Joaco trataba de consolar a su pequeña hermana por la muerte de la tortuga debido a la hipotermia; Dante se apresuraba en extraer al animalito de lo más profundo del refrigerador. Nadie sabía cómo la tortuga de la Cata había ido a parar a ese gélido lugar. Desde hace días que se había declarado su desaparición, la búsqueda había sido intensa y organizada. Hasta ese instante todos los habitantes de la casa –incluidos mamá y papá – apostaban a su inminente hallazgo con vida en algún sitio recóndito del jardín. Muchos hablaron de la hibernación del herbívoro, situación que acrecentaba las esperanzas de todos porque volviera a aparecer. Sin embargo cuando Dante la puso frente a los ojos de todos, Catalina dio un grito de desconsuelo que se alcanzó a oír hasta la esquina. La tortuga yacía envuelta en una escarchada bolsa de nylon, con sus ojos petrificados y cubiertos por una densa capa de hielo.
El alevoso crimen había dejado al descubierto una mente desquiciada. La mayoría de las sospechas iban a recaer en el Diego, uno de sus tantos primos, quién días antes estuvo alojándose en casa; su pasado lo acusaba. Los niños nunca pudieron olvidar la tarde en que el maldadoso primo enterró vivos a unos gatitos recién nacidos, no sin antes estrangularlos hasta el filo de la muerte con hilo de cocer; o la vez cuando en casa de otros primos sacó a unos canarios de su jaula y sin ningún tipo de compasión los metió dentro de una centrífuga.
Entre pucheros y ahogos Joaco y Dante prometieron vengar la muerte de la tortuga de su hermanita menor.
La niña no paró de llorar hasta la noche cuando llegó papá del trabajo. Minutos antes mamá debió darle agua de las Carmelitas mezclada con pétalos de rosa a la niña para calmar su taquicardia, al tiempo que los dos hermanos no tardaban en proponer un solemne entierro del animalito en el patio de la casa, debajo del nogal, entre los mantos eva y los filodendros de mamá.
Al escuchar aquella fúnebre proposición la niña no pararía de llorar hasta que papá comunicó a todos la ‘verdadera causa’ del porqué la tortuga fue a parar a lo más profundo del freezer; claro que no sin antes darse con mamá una mirada de mutua complicidad que los niños no alcanzaron a divisar. Mientras papá mecía a catalina en sus piernas y acariciaba con ternura su tupido cabello, les explicó a los niños que desde hacía tiempo ambos sabían que la dulce tortuguita padecía de una mortal y dolorosa enfermedad catastrófica. Que consultado varios especialistas en la materia ninguno se atrevió a darles esperanzas de vida. Que esto lo habían hecho sigilosamente con mamá para no alterarlos y que en virtud de tal motivo ellos nunca llegaron a enterarse de sus constantes visitas a la clínica veterinaria del centro de la ciudad. Que sin esperanzas entre ambos habían decido congelar al agraciado animalito en el frezer para que éste pudiese aguardar allí el transcurso del tiempo hasta que la ciencia pudiese dar con la cura definitiva a su misterioso mal, y que solo en aquel momento procederían a descongelarla; antes por ningún motivo.
Mientras papá hablaba de manera convincente, los niños escuchaban atentos y con asombro la espectacular historia. Finalizado el discurso del dueño de casa, todos respiraron más tranquilos. Mamá no podía creer la inventiva de aquel hombre para calmar las apesadumbradas almas de sus hijos.
Tras acostar a los tres enanos en sus respectivas camitas, ambos –mamá y papá- corrieron apresurados al teléfono para acusar al desquiciado sobrino con sus padres. Diego era el hijo de una hermana de mamá. No era para nada normal el comportamiento de ese niño, lo que había hecho a la pobre tortuga constituía un verdadero crimen de lesa animalidad.
Con el transcurrir del tiempo en aquella casa se hizo habitual rendirle honores a la infortunada tortuga congelada en medio de la carne y el pescado, cada vez que uno de los niños abría la puerta del refrigerador para sacar alguna fruta de postre.
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Texto agregado el 03-10-2003, y leído por 934
visitantes. (6 votos)
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Lectores Opinan |
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12-12-2006 |
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Me encanto esta historia tan hermosa y llena de amor. mapata |
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09-01-2006 |
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Inventiva de 38 kilates. lbm |
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06-10-2003 |
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Que te digo...después de todo lo que ya dijeron los compañeros....bello y me gustó..Gracias por invitarme. meci |
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06-10-2003 |
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Que te digo...después de todo lo que ya dijeron con compañeros....bello y me gustó..Gracias por invitarme. meci |
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05-10-2003 |
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Estupendo, solo eso. gabrielly |
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