El dobléz de un beso,
y el sabor a sal.
La mirada altiva que llena la alcoba vacía,
el aliento sucio a traición
en la inocencia de la almohada,
las manos desnudas
que tienen vergüenza en la cama...
de que sople el viento, la marioneta del desamor.
Las pareces enardecen de tanta pasión
y quieres despertar antes que el minuto se funda,
despertar para ver como la noche deja su tul rosa,
y sentir ofender el día,
que otra véz es testigo de la conspiración.
Texto agregado el 08-09-2005, y leído por 133
visitantes. (1 voto)