Todo negro. No puedo percibir ningún color. Intento abrir mis ojos desesperadamente, es imposible. Trato de mover un dedo, inútil. Escucho a lo lejos una bulla, algo que parecen ser voces, algo distorsionadas. Puedo sentir un olor floral. Pero lo que más siento es angustia, quiero despertar y no puedo, igual como tantas noches, donde suelo hacer lo que yo llamo el desdoblamiento. Pero no sé qué me hace pensar que esta vez es diferente. Ese olor a flores, tan real, tan cercano, tan familiar.
De repente creo escuchar un zumbido, como el de un mosquito o una mosca, intento en vano mover la mano para ahuyentarla, pero otra vez fracaso, no puedo mover ni un solo músculo del cuerpo. La angustia me invade, y otra vez la maldita mosca.
Hace mucho tiempo que practico los vuelos astrales todas las noches. Descubrí ese talento en mí de repente, una noche de mis tantas de insomnio. Tenía un examen escolar al día siguiente y no podía conciliar el sueño. De repente entré como en una suerte de otra dimensión, sentí que una energía se separaba de mi cuerpo, a la vez que una angustia terrible me llenaba completamente. Pude sentir claramente cómo mi energía (alma?) sobrevolaba mi dormitorio, salía por la puerta, llegaba hasta la sala de mi casa, podía escuchar los sonidos de la noche, el sonido repetitivo de una gota de un grifo mal cerrado, las bocinas de algunos autos en la noche de la calle. Era como estar despierta, pero soñando, y luego una sensación, un algo que me llenaba de paz, de sosiego, una emoción indescriptible. Lo pude hacer varias noches, ya por mi propia voluntad. Era capaz de dirigir mi energía a cualquier parte de la casa, bajar las escaleras, cruzar las puertas. Una noche llegué hasta salir a la calle. Para despertar, bastaba intentar mover bruscamente la cabeza o una mano y listo.
Poco después, conté lo ocurrido a mis mejores amigos del barrio, dos muchachas y dos muchachos, y para mi sorpresa, a ellos les ocurría lo mismo. Entonces a partir de esa noche, quedamos en reunirnos en un parque cercano. Así lo hicimos, nos encontramos, nos mirábamos sin vernos, nos hablábamos sin conversar.
Pero nos atrevimos a más. Atravesamos el centro de la ciudad, atravesamos colinas, fronteras visitamos ciudades vecinas.
Ése era nuestro pasatiempo y nuestro secreto.
Pero una noche algo hizo que fuera diferente. Nos encontramos, en el parque de siempre. Fuimos a visitar el cementerio, al que siempre queríamos visitar de noche, pero nuestros padres nunca nos permitían ir, despiertos.
Llegamos, sobrevolamos el camposanto, se percibía un ambiente sórdido y una sensación de sentirnos acompañados. Entonces, pasé por la tumba de una compañera, muerta hacía sólo semanas y súbitamente me llené de temor, de miedo de quearme allí, de acompañarle. Sentí que debería regresar.
Lo que ocurrió luego se torna confuso. En mi cama, creo recordar la voz desesperada de mi madre, como queriéndome despertar. Llantos? Quizás.
Y otra vez la mosca, molestando. Escucho su zumbido cerca de mi oreja, sigo sin poder mover las manos. Siento una terrible comezón en mi nariz, la mosca está parada en mi nariz ¡...tengo que rascarme, de repente siento que estoy moviendo la mano, aún no puedo abrir los ojos, empiezo a sentir que algo llena mi boca, como si alguien la hubiera llenado con alguna tela. Mi mano se mueve, pero choca con algo, pues sólo ahora sé que estoy echada... en una cama??
Finalmente, puedo abrir los ojos... veo un vidrio algo empañado...necesito levantarme...un rostro familiar veo a través del vidrio, pero si es mi madre, llorosa, gritando que estoy viva o algo parecido.
Lo que siguió fue ampliamente comentado en las noticias. “Mosca resucita niña en velorio luego de vuelo astral”. Ahora me río. Juré a mi madre, a mi familia que nunca lo volvería a hacer, lo mismo hicieron mis amigos.
Pero es que me faltan tantos países por conocer, tanto cielo por atravesar, tanto tiempo por regresar, tantos planetas por descubrir...
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