Yo estaba tranquila soñando mis sueños y estrepitosamente llegaste, me robaste mi silencio... te fuiste con él y me dejaste una armonía de letras que acariciaban mi rostro.
Con esas letras y esas caricias seguí soñando mis sueños, queriendo llegar a ellos. Cuando de pronto volviste a visitarme y te robaste mi armonía de letras y me dejaste una flor... fue ahí cuando te llevaste contigo una sonrisa mía.
Quedé entonces mirando la flor, era hermosa...soñé con ella pétalos aterciopelados que se hilaban en un manjar de polen. Me gustaba ese sueño.
Regresaste, ahora sereno y suave, sabías que esta vez yo te estaba esperando. Me miraste fijo, tomaste mi mano y te llevaste mi flor... a cambio me dejaste un beso.
Y yo, cansada de tanto hurto me fui contigo... siguiendo mis sueños y mi amor...