(Mi más sincero agradecimiento a Alexandra Alván, Daniela Fernández y Ana Lucía Viale, quienes de la forma más irónica concebible, me inspiraron a escribir el presente relato).
Mi vida es un manicomio… es como eso… que son como círculos juntos van así… ¡Que es un espiral y que me falta léxico suelen decirme! Si tan solo encontrara las palabras para describir cada instante al que me enfrento… Sería un tanto más fácil comprender lo incomprensible.
“La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece; que con razón me quejo de la vuestra fermosura”. Suelo citar esta frase con frecuencia, porque me gusta mucho. La cito de Cervantes y su famoso “Don Quijote”, al burlarse de cierto libro de caballería. Pues yo también me burlo, dado que no se que es más esquizofrénico. El laberinto que es la frase o que yo me identifique con ella. Porque si, mi razón enflaquece. Y seguirá enflaqueciendo a lo largo de mi enflaquecida vida. ¡Y cuantas veces me quejé de la vuestra fermosura válgame Dios! Pero sí, enflaquece y es enigmático. Como si no bastase vivir la vida que no comprendo, suelo también pasar mis ratos de ocio tratando de comprenderla o al menos comprender porque nunca la comprendí. Lo sé… pierdo mi tiempo… y no me importa “porque importar también puede ser una pérdida de tiempo”.
Y no importa, porque en realidad no importa (valga la redundancia). Pero me preocupa… porque en realidad si es preocupante. Mi más acertada conclusión es que suelo dedicarle a mi locura los más felices y tristes momentos que conservo. Pero es difícil, es incomprensible… y ni siquiera yo lo entiendo.
Y es así, no encuentro las palabras. No encuentro con que describir los sucesos, las emociones, los enigmas y lo que llevo dentro. No sé si son frases, no se si son figuras, no se si quiero saberlo. Suelo plasmar en poesía los más románticos versos que mi corazón llega a expirar. Son mis versos el vivo retrato de lo que comprendo que deseo y amo y lo ansío expresar. Pero lo demás, ni siquiera tengo la dicha de entender lo demás. Para eso, no encuentro las palabras. Y yo a la gente se lo cuento, se lo explico, ¡se lo grafico!
Yo a la gente se lo confieso… y a veces suelen concluir, que simple y llanamente, me falta léxico.
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