Cortázar expiraba sus emociones de amor a la naturaleza en determinado capítulo de su vida. Exhaltando siempre el enorme vigor de carácter noble y virtuoso, contrario a la nefasta burbuja mediocre de estupidez y necedad humana.

"Es bueno que existan los bestiarios colmados de trasgresiones, de patas donde debería haber alas y de ojos puestos en el lugar de los dientes".

Todo un caos genético amorfo de formas, curvas y silvestre metonimia que ensalza una pasión y una verdad ciega.

La fémina es serpiente, es árbol, es zorrillo, es pez, es pulpo... El poder de la imagen cuando imbrica la metáfora es inimaginable

Cuando la memoria del cuerpo despierta y un antiguo deseo atraviesa la sangre; cuando los labios y la piel recuerdan.

Pero por fin
ahora mis bienaventuradas narices respiran de nuevo el aire libre de la montaña: al fin se han liberado del olor de todo ser humano. Y seré tan esplendoroso y bello como el sensual pavo real, danzaré el ritual de cortejo de los venados, lloraré mi soledad junto a las hienas. Mas finalmente, cosquilleada por la espuma del viento como por el buen vino, mi alma estornuda y brinda jubilosa.

¡Salud!