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“El tiempo, inexorable, va fluyendo...” que diría Rubaiyat, y en el fluir de sus infinitos granos de arena, va dejando sepultados, primero real, y luego metafóricamente, a todos los humanos.


Solo unos pocos escapan a ese destino. Solo unos pocos consiguen ser recordados mucho tiempo después de que sus despojos dejen de apestar en la tumba. Por su esfuerzo, por su tesón, por sus conocimientos, o por sus atrocidades, sus nombres aun circulan, sus figuras adornan parques y jardines y sus onomásticas (que no onomatopeyas), se celebran con jolgorio.

Recordamos con agradecimiento a los Edison, a los Curie, a los Bell. Reverenciamos a los Nobel, los Einstein, los Perogrullo. Damos gracias a todos ellos, y disfrutamos de sus obras, pero ¿que fue de los otros?, ¿qué fue de aquellos que, con paciencia infinita y sudor pleno, otorgaron al mundo el fruto de sus intelectos, solo para recibir del mismo la ignorancia, el desdén, y el escupitajo?. Es mi propósito dar a cada uno lo que se merece, y por tanto, inicio una serie de biografías encaminadas a la tarea de redescubrir a los descubridores, sacarlos de las sombras, limpiarlos un poco y exponerlos a la luz del reconocimiento publico, coño, que asaz se lo merecen.

Y empiezo por un hombre que, si bien muchos usan e incluso abusan de sus descubrimientos, pocos o quizás ninguno reconocerían, sobre todo de noche y sin gafas. Me estoy refiriendo a Monsieur Jean Paul de la Grande Fellatio.

Jean Paul de la Grande Fellatio nació en Avignon en 1796, hijo de un soplador de vidrio y de una probadora de flautas. Siendo el mayor de 15 hermanos, la mayoría tarados, hubo de ayudar casi desde niño en el negocio familiar. En sus memorias, Monsieur Fellatio describe aquellos años como “de un sufrimiento continuo: papá me exigía que no parase de soplar hasta que él me lo dijera, y no te creas que le gustaba que se lo soplase de cualquier manera...”
La tragedia marcará su vida casi desde el principio. En un desgraciado accidente, su padre cae dentro de una trituradora de pan que alguien dejó encendida, dejándoles , al mismo tiempo, huérfanos y sin posibilidad de hacer croquetas.
Se avecinan tiempos difíciles. Su madre, sumida en la pobreza, no puede mantener a todos los hijos, asi que vende a la mayoría, y al resto los arroja a un estanque dentro de un saco con piedras. Monsieur Fellatio acaba siendo propiedad de un estraperlista de espinillas, con el que viaja a Londres.
Sin embargo, lo que para muchos serian tragedias, para él se convierten en oportunidades. Monsieur Fellatio consigue terminar sus estudios a fuerza de bofetadas, y poco a poco, comienza a introducirse entre los intelectuales del momento. Se codea con Joyce, a quien tiró un vaso manchándole los pantalones, y con toda la crema de la intelectualidad.
Pronto comienza a ser muy famoso, y debido a su origen, a Monsieur Fellatio se le comienza a conocer como “El Francés”. Es también en esta época cuando conoce a Lady Johanna Blowsuck, de la que se enamora rapida y perdidamente. Con la ayuda de Miss Blowsuck, inicia los experimento que pronto le darían fama mundial, si bien al principio, lo que él buscaba era un método eficaz de reanimar a alguien que se asfixia.
En un primer momento, a su método lo denomina “Método de Succión-Masticación Adaptado Asimétrico Fellatio”, aunque pronto hubo de retirar la “masticación” del proceso general, debido a las numerosas hospitalizaciones que ello le provocaba.
La presentación oficial se realizó el 15 de septiembre de 1832, en el Aula Magna de la Royal Society of Natural Sciences, ante un auditorio de mas de 700 personas. Ese dia, Monsieur Fellatio realizó mas de 30 demostraciones a todo aquel voluntario que aceptaba bajar de la platea con los pantalones por los tobillos. La satisfacción fue general. Los periódicos del día siguiente se hicieron eco, y el mismísimo Duque de Windsor mandó venir a Monsieur Fellatio a sus aposentos personales a que le demostrase su invento. El éxito fue fulminante. Toda la alta sociedad acudía a la casa de Monsieur Fellatio para “conocer” el invento. Tanta fue la expectación, que Monsieur hubo de realizar una gira a nivel mundial para exhibir su invento. En 1860, un todavía senador Lincoln se mostró muy interesado, y decidió incorporar el sistema Fellatio para la selección de becarias para la Casa Blanca. Artistas, Filosofos, Escritores de toda Europa adoptaron el método Fellatio para la difusión de sus obras. En 1862, Alejandro Dumas convenció a su editor para que le publicara “Los Miserables” gracias al método Fellatio. Lord Tennyson escribió “La carga de la brigada Ligera” en agradecimiento a una Fellatio del ministro de la Guerra, y Johanna Spyri logró publicar “Heidi” a fuerza de Fellatios. Asimismo, se sabe también que Renoir tuvo que negociar con fellatios para que los remeros se estuvieran quietos de una vez, y así poder pintarlos almorzando para su famoso cuadro.
La Fellatio fue ganando adeptos, y su utilización no se circunscribió únicamente al mundo del arte y las letras. En las facultades de Economía se enseña como acompañante de los negocios, en las escuelas de política se acostumbra a aconsejar su practica para facilitar los tratados internacionales. En el mundo del teatro, la Fellatio solía acompañar a la consecución del papel protagonista, y en el Ejercito, a la imposición de medallas. Sin embargo, Monsieur Fellatio no pudo ver el encumbramiento de su obra, ya que murió trágicamente empalado cuando demostraba su técnica a Mbutu Tucutú, rey de los Zulúes, al que en su tribu llamaban “el tres piernas”.
Y sin embargo, ahí quedó su obra, que, aunque huérfana de padre, campa por el mundo y ayuda a su prosperidad y bienestar. Dios te bendiga, Monsieur Fellatio, allá donde quiera que hayas ido. Personalmente, yo te lo agradezco desde que trabajo en Selección del Personal

Texto agregado el 07-09-2005, y leído por 640 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
04-11-2005 Pero has olvidado hablar de Dick Blowcock III como una clara influencia en la sombra de Grande Fellatio! Desdentado_Daroca
18-09-2005 Jajajajajajajajajajaja... Son tantos los momentos brillantes que no sé con cuál quedarme, el del empalamiento literal mientras le mostraba su invento al rey apodado "el tres piernas" me ha hecho levantarme de la silla para hacerte la ola. ¿Y si para conseguir una justa rememoranza de semejante genio, proponemos al Vaticano su beatificación ya que inventó un modo anticonceptivo pero casto de gozo sexual?. Ya sabes sobre el invento que tienes que escribir ahora, ¿no? ;-) Formidable el tono erudito-jocoso-bestial que has sido capaz de extraerle a tu flauta creadora. Ceboncita
15-09-2005 Muy entretenido, realmente me gustò leerte. Saludos maria_jose
10-09-2005 Me hubiera reido a carcajadas de no ser que estoy en el curro...y no se si el señor Fellatio hubiera podido ayudarme...en fín...tendré que sugerirles que lo pongan en práctica, tal vez así mejore el ambiente laboral...:) yoria
08-09-2005 un método de reanimación,ya. eres mi maestro. Besos iolanthe
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