Acto seguido, Talestris ofrece a Afrodita, una pequeña jarra que contiene la bebida prometida.
La joven diosa la toma con sus nacaradas manos y huele su aroma, contempla su textura y finalmente degusta un sorbo de lo que se le haofrecido, inmediatamente exclama:
- Por Zeus ¡ ¿Qué es esto? Nunca probé este sabor... es extraño y fuerte, mas no puedo decir que sea desagradable. También siento como quema mis divinas entrañas. ¿qué me habéis dado Talestris ?
Riendo junto a las demás amazonas, dicele Talestris:
- Pues es el néctar del fruto de la vid, aquel que enciende vuestro espíritu y lo acerca a lo divino. Lamento no podamos ofreceros el néctar del Olimpo, pero bebed que no perderéis vuestra divina condición al encender vuestro corazón con tan terrenal brebaje originario de las vides griegas.
Y seducida por tan exótica bebida, la diosa continúa bebiendo el líquido regalo que le ha ofrecido su terrenal protectora. Las demás amazonas ríen complacidas al ver a Afrodita en tan terrenal actitud. De pronto, un pequeño grupo de amazonas provistas de singulares instrumentos, comienzan a tocar música.
Poseen instrumentos de cuerdas semejantes a la lira y de percusión que han construido con maderos y delgados cilindros de hierro que poseen la facultad de marcar ritmos muy sonoros que invitan a la danza.
Dicho grupo comienza entonces a tocar diversas tonalidades musicales con el apoyo de los rústicos instrumentos de percusión. De este modo, se llena el aire con sugestiva y sinuosa música que armoniza con el ritmo propio del cuerpo y del alma de las amazonas. Afrodita se asombra con el torrente musical que llega a sus oídos y que incita a su cuerpo a seguir los sones de tan bellos sonidos.
Hay algo de magia en esas rítmicas expresiones sonoras que penetran con profundidad en espíritu
sublimándolo hasta el hechizo. Cuando la música ya ha alcanzado suficiente clímax e intensidad rítmica, las jóvenes hermanas Alnilam, Mintaka y Alnitak comienzan a danzar alrededor de las hogueras, sus cuerpos son llevados por los hilos invisibles de la música y parecieran dibujar los sonidos con sus
cadenciosos movimientos corporales.
Música y danza unense entonces en perfecta armonía de expresión artística provocando el placer y la admiración de quienes contemplan y escuchan
aquella poderosa virtud de las amazonas. En un instante y siempre bajo el embrujo de la música que lleva sus cuerpos por los senderos de la danza,
Mintaka se acerca a Afrodita y le invita a que se una a ella y sus hermanas a danzar.
La diosa que ya había bebido toda su jarra de néctar terrenal, acepta la invitación y unese a las jóvenes hermanas siguiendo e imitando sus cadenciosos movimientos, mas la bebida la ha dejado algo mareada y sus pasos se tornan torpes y poco delicados. Las demás amazonas disfrutan de
ver a una diosa descendida del Olimpo mientras ésta intenta coordinar sus movimientos con los ritmos musicales. Alnilam se propone ayudar tomándola de las divinas manos para guiarla en su extraña danza, mas definitivamente Zeus no le ha otorgado la virtud del baile a su hermosa hija o tal vez sea solamente que la deliciosa bebida terrenal haya nublado su coordinación corporal.Mas lo anterior no priva a la diosa del placer de ser llevada por los brazos invisibles de la música y siente su espíritu elevarse en el torbellino de sus movimientos.
Las demás amazonas comienzan a marcar los ritmos con sus palmas otorgándole a la rústica música nuevos bríos. Finalmente concluyen los sonidos y con ello, la danza de las tres hermanas amazonas; mas Afrodita no detiene el movimiento de su cuerpo como si aun en su mente el torrente sonoro no tuviera fin. Alnilam la detiene y la diosa comprende que la música ha concluido demostrando con una bella sonrisa, el placer que la ha deleitado.
- Oh, no sabéis cuanto he disfrutado vuestro arte- dice Afrodita embriagada de música, danza y de aquella extraña bebida que Talestris le ha ofrecido -
Os agradezco todo lo que hacéis por mí. Mas la danza me ha dejado sedienta.
Y acercándose a Talestris, dicele la bella diosa :
- Dadme más de vuestra bebida mágica, que no sólo ha embrujado mi espíritu sino también mis sentidos.
- Vaya Afrodita, no pensé que gustaras tanto del néctar de los mortales - Le contesta la reina amazona mientras le ofrece otra jarra con la bebida
solicitada por la diosa - veo que los dioses del Olimpo son débiles como los mortales y se entregan a los placeres como nosotros.
- Dejad vuestras ironías Talestris, le habláis a la hija de Zeus, no desatéis la ira de mi padre burlándote de mí, os perdonaré sólo por que
me habéis dado de esta bebida tan dulce y mágica.
- Todo estará bien mientras vuestro padre no sepa que os hemos embriagado, oh sublime diosa del Amor y la Belleza. - contéstale Talestris riendo a
carcajadas - Y ahora descansad, sois muy joven para tanta danza y para tanta bebida mágica como le llamais.
- Oh cuanta belleza hay en todo esto, vuestra compañía, la música, la danza... mirad al cielo la hermosura de sus astros, cuan quietos y fulgentes moran en la eternidad. Por cierto os digo que la tierra de los mortales está llena de belleza y hechizos. Mirad esas estrellas y su multicolor esplendor.
¿Sabéis que mi padre ha convertido en estrellas a muchos héroes del Olimpo?.
Les ha otorgado ese don de vivir eternamente en el abismo del cielo resplandeciendo por siempre con sus bellos colores. Y debo deciros que si alguna de vosotras hicierais algo heroico, algo sublime en favor de los
dioses, pues mi padre os convertirá en estrellas.
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