Hay días, esos días en que todo brilla, todo está en su lugar y todo parece tener sentido. Todo encaje y el puzzle está completo; tengo muy buenos recuerdos de esos días, alegres y enorgullecedores recuerdos. Pero hay otros días que parecen nublados, sombríos, silenciosos, y llenos de ecos, en ellos todo parece una pregunta. Las interrogantes me acosan y no logro responder, son días en los que corro en la niebla, paseo con los ojos vendados; esos días son más lentos, más conscientes, llenos de juicios, y son mucho más complejos.
Aunque muchas veces, cuando la situación y las personas lo permiten, un buen dialogo siempre es bienvenido y muy necesario. Hay días en que busco desesperadamente alguien con quien conversar, una buena sombra bajo la cual cobijarme y no es precisamente fácil encontrarla.
Creo que por eso mi memoria me confunde, por el inmenso contraste que existe entre mis recuerdos, algunos están cargados de sentimientos, percepciones y de duros razonamientos y otros son como simples fotografías que congelan el momento, y solamente “son”.
Estos días, a veces nublados y otros radiantes de sol, dependen del estado y orden de las cosas en mi interior, son completamente consecuencia de este. |