Siempre supe que mi gusto por espiar a la gente no estaba bien, pero era algo que no podía controlar. Desde pequeña me interese por los secretos que mi familia me ocultaba y trataba de descubrirlos, como una vez cuando tenia 8 años aprox. Y me metí al cuarto de mis padres para saber que cosas escondían en su velador, fue ahí cuando encontré una revista de mama que decía “Vida sexual placentera”, estuve horas y horas mirando las fotos donde hombres y mujeres se montaban en diferentes posiciones…lo que mas me impulsaba a verlas era saber que hacia algo prohibido.
Luego empecé a interesarme por los secretos de mi hermana quien tenia 4 años mas que yo y en ese entonces pololeaba. Mis sospechas empezaron cuando ya no quería bañarse mas conmigo, desde chicas siempre habíamos hecho todo juntas, así que empecé a revisarle sus pertenencias, como las carteras de los pantalones, sus bolsos y cajones, fue así como un día encontré una cajita con pastillas adentro, yo no sabia con exactitud que eran por eso le pregunte a una prima mayor, ella me respondió que si aun no quería ser tía las devolviera a donde las había sacado.
Luego llego el tiempo en que yo empecé a salir con chicos y mi manía de hacer de espía aun no se quitaba. Siempre que tenia la oportunidad de revisarles sus carteras lo hacia para ver si encontraba algún indicio de que me estuvieran engañando.
Mi gusto siguió aun cuando entre a la universidad…en ese entonces había una chica con quien me gustaba juntarme porque era muy sofisticada y con un muy buen gusto para vestirse, ella nunca me dijo nada pesado, hasta que un día de su bolso se le callo un libro pequeño, yo lo tome y se lo iba a entregar pero ella iba tan apurada que no me escucho, así que leí la portada y decía “Diario de vida”…en ese momento mariposas se revolvían en mi estomago pensando en que iba a saber todos los secretos de mi amiga.
Cuando llegué a mi casa lo primero que hice fue correr a mi cuarto a leer el diario…habían muchas cosas que no me interesaban, hasta que llegué a las paginas donde hablaba de mi y descubrí que…

Continuara...