hay un momento después de las
intermitentes caricias y ósculos,
en el que la sensibilidad corporal
se parece mas a la garúa, posándose en la arena,
a los ojos extasiados que se duermen en paz
o al vuelo conciente de morfeo.
nieve en copos en una laguna cristalina.
pequeña estrella que fenece asonante
o a la hoja otoñal que primera cae
y espera tranquila a las demás.
semeja ese estado,
al relámpago en un atardecer lejano.
quizá a la última página que se cierra reconfortante
o al cirrocúmulo que oculta al sol y crea la sombra erizante.
tal vez, a la lágrima que desaparece en los poros de ese pecho, ó al ferrocarril madrugador que se detiene nostálgico frente a una estación solitaria.
sí. es el fin del juego erótico y la
concepción del majestuoso amor verdadero.
volteé lento.
te observe ahí. me supiste.
sonreí
estuve anesthesiado.
Texto agregado el 05-09-2005, y leído por 174
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Lectores Opinan
02-10-2005
sip...tu poema anestesia de por sí..porque manejas imágenes...***** silvania
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