Puro dolor, pero del real, o sea, de adentro, del que hace que no importen mucho las condescendencias y busca la soledad agarrada de esclavo. De ese sin solución, de pensar, no tener, de cortarse o saciar la necesidad tan grande de estar dentro de una cabeza sin tener la sensación... avanzando, sin que te corten las amígdalas, qué más quisieras, y no. Por qué... Por qué... Como si hubiera algo mejor--- algo más grande, pucha, de verdad, algo necesario o pensar en ti alguna vez, o no es que... no creo, no creo, definitivamente no; es más lejano; tan lejano; cómo poder decirte, no sé, avanzar en el tiempo, recién, o no sé... ¿condicionarme? O dejar de escribir, no escribir cuando sientes cosas así, pero es imposible... Porque eres un ser digno, no llora en los hombros ajenos, permite que los demás lo hagan; no, tampoco eso; no sé por qué lo pienso si no es así; relájate.
No sé... ser tan así, de otra forma, como de adentro, de cosas distintas o de la necesidad de construir espacios grandes en los que no se pueda hacer nada, nada, nada. De verdad; no sé; quién además, nadie tiene la obligación de saber, por eso todo es tan grande; ¿cómo ser como Camilo? o de otra forma, a quién le interesa. Comprémonos el tiempo.
Comprémonos el tiempo. Nosotros dos, con invitaciones cerradas. Comprémonos el tiempo, pongámosle límite para que todo dure y caduque y sea tan grande como irrepetible. No digamos tonteras. ¿Maquinemos? No, máquina del paralelo... oh, tan vivo.
¿Será? Yo el tipo; es tan díficil de decir. Es tan díficil ser otro, fingir ser otro (que no me resulta) o hablar tan sinceramente que se te vuele la sensación de estársete apretando todo por dentro, como arrugándosete la ropa. Como viaje en la micro y sonreir todo el tiempo; no, no voy a comer más pan de leche; sí, tan bien; así es la vida, dura, dura, además, tú eras muy chica en ese tiempo. Posiblemente yo no sepa nada. Y entonces, y entonces pasa tan rápido el tiempo, y tienes que seguir hablando, o confesando cosas, o tienes que hacer algo para no sentir el vacío que te agarra desde adentro, apretándote, y no te deja, y la extrañas, porque... ¿alguna vez has dicho que no eres tú el que dice sino el sistema...? Pero no el grande, gran sistema, no me refiero a eso; es más simple; ella ; o quizás sean los demás; o es que de verdad quizás sea un enredo tan grande que lo fácil sería llamarlo enloquecimiento temporal con regocijo a leyes. Tantos plazos. Entregas. Distancias insalvables, y su, mirando, riéndote, sonriendo y eluxando los músculos de la cara, atento, no estás aquí, ni allá. No es necesario. Déjame pasar. Qué decadencia hablar de ti mismo siempre, o que seas tú, y no eres tú, y es la parte de ti la que se destruye... no me digas eso.
Muévete, quien sabe, avanzas y saltas, ¿de verdad seremos...? Y luego, caminar, pedir cien pesos, hombre, párate derecho, pisa la baldosa, muévete en el tiempo. Se tú no más, qué tanto... Pero, es que yo. Después vienen los pasos, los ecos de los pasos, sí... no tiene solución. Hombre, no me digas eso. No me digas que no tiene solución que si piensas eso estás loco, completamente loco. Pero no se trata de eso; ¿no te das cuenta que sería la solución fácil? Qué. Lo fácil, lo que se entiende sumando dos más dos y un resultado y te vas para tu casa, y seamos felices el resto de la vida y no nos preocupemos de que lo se está diciendo sea trascendente, y qué importa lo trascendente, pero sí, pero no, pero cuanto tiempo, pero dudas, y no vienes y piensas en lo distinto que es todo si nunca hubiera pensado que escribiendo sirve de descarga a las flechas de los indios del amazonas. O el mundo loco, como decían en la película, porque así si que te sacas la culpa de encima y todo deja de ser el sentimiento reptante.
Qué raro, ¿no? Dame un abrazo, déjate.
Pájaro, pájaro, avión, barril, hijo, flauta, cuentero, joe, barco, pantano, quena. |